Ignacio Camarero

Dibujos de Ciudad

Ignacio Camarero


Por fin de nadie...

19/07/2021

Que no pertenezca al cabildo. Tampoco al ayuntamiento. Ni a la Cámara de comercio. Que no sea un corralito de la Unesco. Ni la fuente de las nóminas de la Comisión de Patrimonio. Ni la fuga de las vanidades de Icomos. Que por no pertenecer, ni tan siquiera sea propiedad de vecinos, hosteleros, y comerciantes burgaleses. Por fin de nadie. No existe un modo más bello para que la catedral pueda ser de todos. Escribí estas palabras hace tres años. Que acuda la música. La danza. Que exploten en el cielo todos los fuegos de artificio. Hoy son realidad. Los monjes de Silos. Pablo López. Ciento veinte dulzaineros. Campanas. Salvas. La Patrulla Águila. Rozalén. Los niños cantores de Viena. La banda de San Marcial. Y hasta una tarta popular. Ochocientas velas. A ver si las apagas. De un solo soplido. Porque algunas catedrales, como la nuestra, la de Santiago de Compostela o la de Santo Toribio de Liébana también tienen boca. No tanto para hablar. Que no suelen. Y mejor así. No me imagino qué secretos no guardarán los seis gajos de la cúpula elíptica de la Sacristía Mayor. Sino para perdonar. La nuestra empezó a hacerlo hace ocho meses. El siete de noviembre. Abrió la mayor de las tres puertas de Santa María. Como cada año jubilar. Y la cambió de nombre. Al menos por un tiempo. No sean malos. Sí. Que les veo. No lo hizo para tomar el de Antonio López. Ni tan siquiera el del Dios que el artista quiso imaginar en bronce. Y mucho menos para buscar un alias al frontón erótico neoclásico fetiche del deseo unesquista no gubernamental. Fue para llamarse como corresponde al ciclo presente. La Puerta del Perdón. Que por algo el Párroco de Roma ofrece indulgencia plenaria a quien la visite en este periodo. Así que ustedes no sé, tampoco yo, pero la hoy entrada del arrepentimiento lo tiene muy claro. Deudas y deudores. Propias y prójimos. Me refiero a quién tiene que condonar, cuánto, qué, y como para no, digo yo. Porque ochocientos años son muchos. Sí. Aguantando burgaleses y demás ganado. Y bien merecen la fiesta de tres días. El programa, más que atractivo. Música. Danza. Ambulantes. Y el sonido de la luz. ¡Felicidades guapa...! Por fin de nadie...