Las aguas bajan revueltas en la bautizada hace años como La gran familia. De esa manera, por su afamado nepotismo, se conocía antes a la Sociedad Municipal Aguas de Burgos y tiempo después la sombra de la sospecha ha regresado a la empresa pública tras la última convocatoria para incorporar a 6 trabajadores bajo la figura del contrato relevo (para cubrir jubilaciones).

La cuestión es que tras este anuncio se ha sabido que habrá dos grandes sacrificados que no se jubilan pero que han entrado en la ecuación: el director técnico, teórico número dos de Aguas de Burgos y persona con la que el director gerente, Juan Antonio de Miguel, mantiene una conocida enemistad, y la asesora jurídica.

Esa es la primera consecuencia de un proceso de selección que no ha gustado ni a los afectados, que se ven fuera, ni a algunos extrabajadores, actuales empleados y sindicatos con los que ha hablado este periódico y que han definido «como una cacicada» lo que se pretende hacer y que sospechan de un procedimiento poco transparente y «teledirigido» para cubrir las vacantes de mayor peso.

La que no tiene inconveniente en dar la cara es la portavoz del PP en el Ayuntamiento, Carolina Blasco, que califica de «purga selectiva y fraudulenta» la salida de los dos interinos y quien denuncia que se haya encargado el proceso de selección a una empresa cuando desde el PSOE y Cs siempre exigían en el pasado que las contrataciones se realizaran en Aguas de la misma manera que en el Ayuntamiento y bajo los criterios de igualdad, mérito y capacidad (oposición y concurso oposición). Se da la circunstancia de que el trabajo se ha encargado a la misma empresa que realizó una tarea similar en 2012, proceso que se tuvo que paralizar por falta de transparencia (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este miércoles)