La Bureba dispone de 8 cajeros para 10.500 habitantes

S.F.L.
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Briviesca, Oña y Frías son los únicos municipios de la comarca que cuentan con máquinas expendedoras de dinero. Poza de la Sal y Monasterio de Rodilla se quedaron sin ellas el pasado mes de noviembre

Imagen de la oficina de CaixaBankank en Poza, localidad que en verano aumenta su población hasta los mil habitantes. - Foto: DB

La comarca burebana, en la que habitan aproximadamente 10.500 personas, dispone solo de ocho cajeros automáticos repartidos entre Briviesca, Oña y Frías. Justo antes de que finalizase el año 2019, Poza de la Sal y Monasterio de Rodilla se quedaron sin dicho servicio bancario.

La gran recesión financiera se llevó consigo los planes de futuro de muchos contribuyentes, puestos de trabajo y cajas de ahorro. Un terremoto cuyos efectos se aprecian notablemente en la España rural, donde los protagonistas de aquel temblor -los bancos- en muchos casos, han desaparecido.

Para múltiples vecinos de los pueblos de La Bureba, la única opción que les queda se reduce al traslado a uno de los tres municipios que disponen de entidades bancarias y máquinas expendedoras de dinero. Un hecho que resulta bastante complicado para los ancianos, que son el colectivo más abundante en estos lugares.

En Frías se ubica una oficina de Ibercaja, que únicamente abre un día a la semana desde hace unos meses. Antiguamente operaba de lunes a viernes, pero el descenso de población provocó que el servicio se viera reducido casi por completo, aunque el cajero automático se ha mantenido. Según una concejala del Ayuntamiento fredense, Elena Santamaría, «nos pusimos en contacto con la entidad bancaria y la respuesta que recibimos por su parte fue que no se trataba de un servicio rentable y que los vecinos tendrían que operar de manera online o en la máquina expendedora», declara.

Por el momento, la villa condal conserva la oficina de CaixaBank, la cual atiende a sus clientes a diario, y la de Ibercaja, que ya cierra los miércoles. Algunos vecinos consideran que con todos los recortes que sufren los pueblos, tarde o temprano Oña se verá también «damnificada». 

Mientras, la capital burebana tiene abierto al público oficinas del BBVA, el Banco Santander, la Caja Rural, Ibercaja y CaixaBank. Actualmente, la carga de trabajo es mayor ya que quienes antaño realizaban las gestiones en sus localidades, las realizan ahora mayormente en Briviesca. Sobre todo en los meses de verano, cuando la población en las pequeñas localidades aumenta de manera vertiginosa, las colas para sacar cuartos o para realizar otras operaciones parecen no tener fin.

Hasta hace unos meses, en Poza había una sucursal de CaixaBank y otra de Ibercaja. Ambas atendían a los residentes en sus gestiones: abrir cuentas, pagar impuestos, retirar dinero... Así fue hasta que el terremoto financiero acabó con gran parte del servicio. La entidad bancaria cerró su ventanilla y el cajero automático, y a cambio ha puesto en funcionamiento una furgoneta que visita varios municipios. La nueva oficina presta su servicio cada dos semanas en la villa salinera, en Busto y en Monasterio de Rodilla, que también perdió su dependencia y el cajero en noviembre de 2019. Ibercaja continúa operando un día a la semana en Poza de la Sal. 

El alcalde del municipio, José Tomás López, ha mantenido reuniones con los jefes de la zona de las dos sucursales y manifiesta que desde Ibercaja le aseguraron que la oficina «no se cerrará». El Ayuntamiento ha solicitado que esta entidad «instale un cajero» porque en un pueblo como Poza, en el que viven más de un centenar de personas a lo largo del año y que en verano llega al millar, se necesita. Además, cada año aumenta la cifra de turistas y muchos de ellos requieren de un servicio de extracción de dinero.

El servicio que tiene Cubo resulta de lo más curioso. Tanto CaixaBank como Ibercaja operan desde una sala del Ayuntamiento, normalmente un día a la semana. «Como tenemos confianza con los trabajadores, hay veces que los llamamos para que acudan al pueblo para realizar alguna operación. Los temas más complicados los hacemos desde Briviesca», afirma el regidor, Roberto Cabezón. En la localidad vecina, Busto de Bureba, los vecinos se muestran «cansados del abandono» que sufren en todos los aspectos. «Me traslado a Bilbao, no se puede vivir sin servicios», expone uno de los allí residentes.