Basura invisible

Rafael González (EFE)
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La polución asociada a la actividad humana, y en particular al abandono y la gestión inadecuada de los residuos, afecta a la casi totalidad de las zonas naturales de España

Los últimos estudios evidencian importantes cantidades de determinados medicamentos en las aguas, así como de productos farmacológicos asociados a la pandemia.

Fármacos, plaguicidas, químicos como el benzofenona, plastificantes o perfluorados son, entre muchos otros, algunos de los contaminantes, presentes en gran parte de los espacios naturales, que dan nombre a un tipo de polución denominada difusa o basuraleza invisible y cuyos compuestos permanecen durante años.

Esta contaminación asociada a la actividad humana y, en particular, al abandono y la gestión inadecuada de los residuos afecta a la práctica totalidad de las zonas naturales de España, incluyendo las áreas protegidas, asegura el responsable del programa de Conservación de Espacios de SEO/BirdLife, Octavio Infante.

Los datos provienen del estudio Ciencia LIBERA. Análisis de la contaminación difusa en los espacios naturales, elaborado por la organización ecologista SEO/BirdLife en alianza con Ecoembes, que ha analizado durante dos años y medio la contaminación difusa, sobre todo la que se puede encontrar hoy en día, pero también aquella que se puede hallar del pasado, que pertenece a productos prohibidos en la actualidad.

Solo cuatro áreas clave para la Consevación de las Aves y la Biodiversidad del país están libres de tóxicos. Solo cuatro áreas clave para la Consevación de las Aves y la Biodiversidad del país están libres de tóxicos. «El trabajo más importante ha recaído en tomar muestras de agua, suelo y sedimentos en 140 áreas clave para la Conservación de las Aves y la Biodiversidad (IBA), que cuentan con una gran extensión a escala nacional, para su posterior análisis en el laboratorio», indica.

En el caso del agua, de las 140 zonas muestreadas «tan solo en cuatro de ellas no hemos detectado ningún tipo de contaminante», según este experto, quien apunta que «esto nos dice que realmente está prácticamente todo el territorio nacional bajo los efectos de algún tipo de polución difusa».

Las cuatro IBA donde no se encontraron contaminantes son, como desvela Infante, la Sierra de Lokiz, Urbasa y Andía en el río Gandara (Navarra), Freser-Setcases en el río Ter (Gerona), Turbón-Espes-Sis en el río Isábena (Huesca) y Riaño en el río Esla (León).

Se han detectado «importantes cantidades de determinados fármacos y también que el 32 por ciento de estos espacios superaban las ratios mínimas que se estima puede aglutinar una determinada muestra de agua en los análisis, que está en no superar los 5.000 nanogramos por litro», explica.

 

Riesgo para la salud

Al superar estos mínimos de contaminantes «pensamos que la bioacumulación en animales puede empezar a representar un riesgo, y también para la salud humana pues hablamos de agua», añade. Además, en el 74 por ciento de las muestras también «hallamos elevados niveles de nicotina», lo que «demuestra la huella humana en el campo, presente sobre todo en aquellos espacios donde pensamos que visualmente iba a ver una polución mayor», apunta.

Respecto a contaminantes ya prohibidos, principalmente se han localizado pesticidas organoclorados, conocidos como el (dicloro difenil tricloroetano) DDT -un compuesto presente en los insecticidas-, que fueron «ampliamente utilizados entre los 50 y 80», cuyo uso fue vetado a partir de 1994.

«A pesar de estar prohibidos durante tanto tiempo, nos llamó la atención que todavía se hayan encontrado en más del 75 por ciento de las muestras», apunta Infante.

Respecto a la presencia de metales, en algunos sitios han aparecido «unas cantidades bastante importantes e incluso preocupantes», pero «aquí hay que analizar dónde se han encontrado porque pueden provenir de viejas minas», precisa.

A partir de este estudio, manifiesta este experto, «pretendemos que las Autonomías o el Estado empiecen a trabajar en cuestiones de restauración ambiental, porque la restauración de los espacios naturales protegidos es clave ya no solo para luchar contra la contaminación, sino porque ésta merece una atención exclusiva».

La investigación, que ha analizado más de 49.000 datos extraídos de más de 2.500 muestras, ha contado con la colaboración del Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua, así como del Instituto de Investigación en Recursos Cinegéticos, ambos dependientes del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).

Por su parte, la directora ejecutiva de SEO/BirdLife, Asunción Ruiz, asevera que ante el problema «hay que actuar a todos los niveles». 

En esta línea, el consejero delegado de Ecoembes, Óscar Martín, expresa que «estamos ante una oportunidad», por lo que «el homus residuos no puede seguir en esta sociedad tan devastadora, tiene que cambiar, pero son muchas las patas que deben hacerlo».