El tráfico cae un 30% en los días más conflictivos del estío

F.L.D.
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Las grandes vías notan un descenso motivado, en parte, por la cancelación de la Operación Paso del Estrecho

El descenso ha sido especialmente notable en las grandes vías. - Foto: Jesús J. Matías

A pesar de que se esperaban un turismo mucho más nacional que foráneo, las consecuencias del coronavirus también se han dejado notar, y mucho, en las carreteras. Después de tres meses confinados y ante la previsión de una mayor intensidad de vehículos, la Dirección General de Tráfico basó la campaña de este año en dos pilares: la velocidad y las distracciones. Había, de hecho, cierto miedo a una alta  siniestralidad que ya iba en aumento nada más iniciarse la desescalada. En la provincia de Burgos, el verano se ha desarrollado con cierta normalidad e incluso en los días más conflictivos y a las horas punta se ha detectado un descenso en las grandes vías de aproximadamente el 30% con respecto a años anteriores. Esto se debe, entre otras cosas, a la cancelación de la Operación Paso del Estrecho y a unos desplazamientos principalmente locales. 

Si habitualmente las intensidades en días y momentos con mayor circulación, como los viernes y domingos entre las 5 y las 8 de la tarde, superaban los 3.500 vehículos cada hora, este verano han caído hasta los 2.500 y 2.800. No obstante, el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, advierte de que estos son datos solo de las grandes vías, lo que significa que no incluye los desplazamientos en carreteras secundarias. «Se está moviendo mucho la gente. Puede que un poco menos que otros años, pero a grandes rasgos está sucediendo lo que nos imaginábamos», explica. 

Ese pequeño descenso lo achaca Galán a que este año no se ha llevado a cabo la Operación Paso del Estrecho, ya que la provincia de Burgos era punto estratégico de tránsito en largos viajes entre el norte de Europa y los puertos de Algeciras y Ceuta. «Se ven menos coches extranjeros en comparación con veranos anteriores», recalca. 

Durante el confinamiento, la ausencia de vehículos y la sensación de falta de control en las carreteras, animó a los conductores a pisar el acelerador más de la cuenta, de ahí que las velocidades en las grandes autovías aumentaran considerablemente. En la A-1 o en la A-62, por ejemplo, se llegaron a superar incluso los 150 kilómetros por hora. Esta circunstancia hizo saltar las alarmas en Tráfico y en su campaña incidió en los peligros que supone superar los máximos permitidos. El jefe provincial reconoce que los niveles se han ido normalizando en las últimas semanas, fruto también del incremento de la circulación, aunque avisa de que los coches siguen yendo «demasiado al límite». 

A este respecto, más allá de una campaña de concienciación, la DGT no ha incrementado el número de radares y dispositivos de detección de infracciones este año, sino que cuenta con los mismos cinemómetros fijos y móviles de veranos anteriores. Eso sí, podría contarse con la presencia tanto de drones como de furgonetas camufladas, si bien Raúl Galán recuerda que estos medios van rotando por las provincias. 

Restricciones en la Ap-1. Para evitar colapsos y reducir el riesgo de accidentes, Tráfico decidió restringir la entrada de camiones en la AP-1 durante tres fines de semana de agosto. A pesar de la prohibición, algunos transportistas eludieron los controles y lograron circular, algo con lo que contaban desde la jefatura provincial, según reconoce Raúl Galán: «Entraba dentro de lo previsible porque la sanción es de 200 euros, que se queda en 100 por pagar al instante. A muchos les compensa arriesgarse. Es cierto que algunos estaban exentos ya que, por ejemplo, su mercancía era de productos perecederos». 

Aun así, asegura que el 99% han cumplido y se muestra satisfecho de cómo se han desarrollado los dos últimos fines de semana, en los que no se han registrado grandes colapsos y, lo más importante, tampoco se han producido accidentes graves más allá de alguno por alcance. Por ello, Galán no considera necesario aumentar el dispositivo.