Viajeros y pernoctaciones se desploman en julio a la mitad

B.G.R.
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A pesar de todo, Burgos es la provincia de la comunidad que más estancias y visitantes recibe tras el estado de alarma. Los hoteleros aseguran que la facturación ha caído un 70%

Los turistas se quedaron día y medio y la mayor pérdida de afluencia se dio entre los extranjeros. - Foto: Christian Castrillo

Es el primer mes completo en analizar desde que acabara el estado de alarma el 21 de junio y se recuperara la movilidad nacional y parte de internacional. Los datos de la Encuesta de Ocupación Hotelera, publicada ayer por el Instituto Nacional de Estadística (INE), no han sorprendido a los empresarios burgaleses, ya que «van en línea» con la caída de la ocupación que han ido avanzando en las últimas semanas. Julio se cerró con un 46,7% de pernoctaciones menos que en el mismo periodo de 2019, mientras que la cifra de viajeros se desplomó un 50%. Los porcentajes son similares a la media regional, aunque notablemente inferiores a la del conjunto nacional, que perdió un 73,4% por la pandemia.

Durante el mes pasado visitaron Burgos (capital y provincia) un total de 50.351 viajeros, lo que supone 50.506 menos que hace un año. La caída se dio con más fuerza entre los turistas internacionales, que pasaron de los 46.809 a los 18.066 (-61,4%), mientras que los españoles sumaron 32.285, 21.763 menos  (-40,2%). La misma tendencia siguieron las estancias en hoteles, computándose 75.094 frente a las 141.049 de 2019, de las cuales 32.076 (-38%) fueron de españoles y 33.387 de extranjeros (-60%). 

A pesar de los retrocesos, Burgos fue el territorio de Castilla y León que registró un mayor número de visitantes y de pernoctaciones, por encima de Salamanca (42.629 y 65.881, respectivamente); León, con 34.882 y 63.1221, y Valladolid, con 32.716 y 56.341, según la citada estadística. En el conjunto regional, las noches ocupadas bajaron un 48,7% hasta las 421.443 y un 52% la cifra de viajeros (244.530). La estancia media se quedó en 1,72 días, por debajo de la nacional (2,7) y la provincial, con 1,49, cuando en 2019 estuvo en 1,40. 

El representante de los empresarios hosteleros y vicepresidente de la Federación de Hostelería, Luis Mata, considera que los datos del INE vienen a confirmar las bajadas de ocupación de julio, cuando esta no llegó al 40% y el ejercicio anterior se situó en el 78%. Asegura que la caída provincial va en línea con la del conjunto nacional si se comparan destinos de interior, justificando que el desplome del 73,4% de media en toda España se debe a que «los destinos de costa están hundidos y partían de una ocupación muy superior en 2019».

Mata hace hincapié en el desplome del turismo internacional debido a las restricciones impuestas por otros países y a las recomendaciones de no viajar a España, que ha tenido especial repercusión en la afluencia de peregrinos y en los viajeros de paso, con presencia de ciudadanos procedentes de Francia y de forma residual de Alemania y Países Bajos. «Nosotros tenemos una gran dependencia de los turistas extranjeros que viajan a la costa», explica, al tiempo que agrega que esta situación no se ha visto compensada por una mayor presencia de visitantes nacionales, «que apenas se han movido y ese pequeño movimiento no puede compensar, ni de lejos, toda la caída que se ha producido». 

40% en agosto. La previsiones de cierre para agosto, el mes vacacional por excelencia, no son nada halagüeñas ni difieren de las de julio. En este sentido, Mata explica que a principios del mes pasado las expectativas al respecto eran más optimistas, si bien se han visto truncadas por el adelanto de unos rebrotes que inicialmente se esperaban para el otoño. Vaticina que el desplome será mayor, ya que es el periodo del año con un mayor nivel de ocupación, quedándose también en torno al 40%, que rebaja hasta el 30% en el caso de esta última semana, que habitualmente suele ser la más floja frente a la segunda y tercera, «las de mayor afluencia turística en Burgos».

La interpretación económica de estos datos tiene varias lecturas. Por un lado, el representante del sector se refiere a una importante bajada de los precios en julio y agosto, con una tarifa media de 42 euros en un alojamientos de cuatro estrellas cuando hace un año rondaba los 65 euros, a lo que une también las consecuencias en los alojamientos que ofrecen servicios de restauración por la cancelación de eventos como las bodas. 

«Esas tarifas, más un 50% de caída en las ventas, se traduce en que la recaudación puede haber rondado un descenso del  70%, que incluso puede llegar al 80% en algunos hoteles por la suspensión de esas celebraciones», subraya Mata, quien  prefiere no hacer pronósticos de cara a septiembre. No obstante plantea dos escenarios. Uno, el más optimista y que pasa por que «la situación sanitaria se mantenga como hasta ahora», lo que supondría una ocupación del 30 o 35%, mientras que el más pesimista, si se dan nuevas restricciones de movimientos o cierre de fronteras, acarrearía «que los hoteles volvieran a tener que aplicar Expedientes de Regulación de empleo y provocaría cierres de forma masiva».