Los vigilantes del invierno

H. Jiménez / Burgos
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La base militar del Ejército del Aire junto al puerto de Lunada, que controla el tráfico aéreo, lleva más de 50 días aislada por carretera y se acerca a su récord, situado en 73 jornadas

 
 
La serie y los libros de Juego de Tronos han dado mucho de sí a la hora de establecer comparaciones entre Burgos y los reinos imaginarios de las tierras del Norte, donde reina el frío. Que si Invernalia, que si el lema de «se acerca el invierno», que si El Muro. Si existieran de verdad sus vigilantes, la llamada ‘Guardia de la Noche’, habitarían en la base militar situada junto al puerto de Lunada.
El Escuadrón de Vigilancia Aérea número 12 (EVA 12) y su característico radar de forma redondeada está justo en el límite entre Burgos y Cantabria. El Picón del Fraile, a más de 1.600 metros de altitud sobre el nivel del mar, es una atalaya natural al borde del precipicio que se desploma hacia los valles pasiegos. Abierto a los cuatro vientos, está especialmente expuesta a los rigores meteorológicos y en las últimas semanas se ha visto sepultado por la nieve.
Entre 7 y 8metros han llegado a medir en la carretera que da acceso a la base militar y que lleva cortada desde el 29 de enero, según relata el comandante Julio César Rodríguez, al mando de la unidad. Son ya más de 50 días de aislamiento por carretera que se acercan al récord histórico alcanzado en 2013, cuando se pasaron 73 jornadas sin comunicación terrestre.
Ante la imposibilidad de que ningún vehículo llegue hasta ellos, los hombres y mujeres que se turnan para mantener la base operativa se desplazan y se abastecen por helicóptero. Si las condiciones meteorológicas no lo permitieran pueden incluso bajar caminando con raquetas de nieve hasta la carretera del puerto, que también ha permanecido varias semanas cerrada. Según explica el Ministerio de Defensa en su página web, en ese caso hay que hacer rutas de «hasta 11 kilómetros a través de laderas con más de dos metros de nieve». Una situación más propia de latitudes polares.
Por vía aérea llegó, el día 11 de marzo, la visita del Jefe de Estado Mayor del Ejército del Aire (JEMA), el general Francisco Javier García Arnaiz, para «reconocer la labor de los componentes del escuadrón, que son capaces de realizar su trabajo en condiciones extremas» porque «el Ejército del Aire sigue realizando la vigilancia, seguridad y control en el espacio aéreo de soberanía española», recalca la propia web, por mucho que la meteorología se empeñe en endurecer la vida en las alturas. 
 
«Donde nadie está». Así lo corrobora el comandante Rodríguez, quien destaca que «nuestra labor no se resiente y estamos las 24 horas del día los 7 días de la semana y los 365 días del año». Por razones de seguridad prefiere no desvelar cuánto personal está actualmente en la base, y la duración de sus turnos de trabajo dependen de la frecuencia de vuelo que pueda realizar el helicóptero, pero aseguran que están perfectamente abastecidos de comida, agua y suministro eléctrico.
Tienen, incluso, conexión a internet, lo que les permite mantener abierta una ventana al mundo. Aunque en el exterior se alcancen los 12 grados bajo cero, como han llegado a medir. Aunque la previsión meteorológica vuelva a apuntar nevadas para este fin de semana. No en vano el lema del EVA 12 es «Donde nadie está, estamos nosotros». Y efectivamente, allí siguen.