El Ayuntamiento de Oña inicia una campaña de apoyo al comercio local para lograr que las ventas se mantengan e incluso se capten más clientes con la entrega de unas papeletas, que entrarán en el sorteo de 300 euros una vez finalice el verano y que deberán gastarse en los 19 establecimientos que se han adherido a la iniciativa. Así, cada vez que un cliente realice una compra de diez euros recibirá un vale que tendrá que guardar hasta que se ejecute la rifa en el mes de septiembre. A partir de entonces, el consumidor podrá invertir la cuantía en los distintos locales, que estarán identificados con un sello.

Dentro de las alternativas se encuentran comercios de alimentación, jardinería, ferretería, moda, mecánica, artesanía, peluquería y cuidado personal, quiosco y pastelería y estanco-librería. La imposibilidad de trasladarse a otras localidades durante las semanas que ha durado el estado de alarma en el país ha generado que «los vecinos de la villa condal hayan realizado todas sus compras aquí y ese hecho a beneficiado mucho a los comerciantes», expone Inés Polo, concejala del Consistorio oniense.

A lo largo de esta semana los propietarios de los locales comenzarán a dar la papeleta. Este periódico se ha puesto en contacto con varios de ellos y todos han confirmado que están muy agradecidos con la puesta en marcha de esta campaña. Consideran que es un bien común para todos y que animará a que la gente compre más.  Ana Mata, dueña de una peluquería, confía en que los ciudadanos se conciencien bien de lo que disponen en la localidad después de la situación tan drástica vivida y que se genere gasto en los comercios. «Ojalá consigamos entre todos que los servicios del pueblo se mantengan aunque yo he comprobado como mi trabajo ha descendido desde que se permitió el traslado entre la provincia», afirma.

«Nos hemos entregado en cuerpo y alma a cuidar a nuestros clientes durante la clausura», declara Pilar Saiz, propietaria de un supermercado. «Todo lo que sea incentivar a que se consuma en la villa me parece perfecto porque es bueno para todos. Además, es muy de agradecer que el Ayuntamiento se encargue de todo y no nos haya requerido ningún tipo de colaboración, que se la hubiese ofrecido sin duda», añade.

A la conclusión a la que la gran mayoría de comerciantes ha llegado tras la crisis sanitaria es que los locales del municipio podrían mantenerse perfectamente si las ventas continuasen como hasta ahora. Así, los pronósticos de los entendidos indican que el turismo de interior aumentará, por lo que se prevé que el consumo en Oña aumente. No obstante, otros se han reinventado. José Ángel Acebes, dueño de la pastelería Dulcipay, comenzó a dar servicio de comidas y cenas durante el confinamiento, logrando así que la villa tenga un lugar más para comer. La ferretería Linaje abrió sus puertas hace poco más de un año. Durante este tiempo ha ido incorporando nuevos productos y hoy en día se pueden adquirir artículos de limpieza, alimentación o menaje. 

Un pañuelo y un programa para recordar unas no fiestas. Todos los municipios y pueblos de la provincia burgalesa se quedarán sin celebrar este año sus fiestas patronales. Sin embargo, el Consistorio oniense ha marcado un nuevo plazo para la presentación de los trabajos al concurso del cartel anunciador de las fiestas de San Vitores 2020: el 17 de julio.  

El equipo de gobierno se ha planteado continuar con la tradición de la elaboración de un programa, aunque sea anunciando las pocas actividades culturales que se estudian llevar a cabo, porque muchos de los vecinos de Oña los coleccionan, al igual que el pañuelo, que también pretenden sacarlo a la venta.

Asimismo, el Ayuntamiento trabaja para ofrecer a los onienses y veraneantes una serie de actividades al aire libre tales como monólogos, actuaciones musicales y talleres para niños en las que se pueda controlar el aforo. Igualmente, la Asociación del Cronicón ha presentado una programación alternativa del 12 al 16 de agosto con idea de que no se pierda la esencia de uno de los eventos más importantes en la comarca burebana.