Primeras pedaladas de un largo camino

F.L.D.
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Los ciclistas ven con esperanza las ciclocalles y ciclocarriles, aunque consideran que aún hay mucho por hacer. La asociación Burgos Con Bici realizó este jueves un primer paseo por ellas

Socios de Burgos con Bici durante una de las rutas de inauguración. - Foto: Daniel Canas

En un momento en el que el miedo al contagio puede motivar un descenso de usuarios de transporte urbano, surge una oportunidad de oro para impulsar definitivamente la movilidad sostenible en detrimento del vehículo. Justo antes de la pandemia, los ciclistas salían cada domingo a la calle para protestar contra la nueva ordenanza, fundamentalmente por la escasez de infraestructura que dotara de seguridad a la bicicleta a la hora de circular por la calzada, y también por la falta de permeabilidad en las calles del centro. Tras el confinamiento, el Ayuntamiento decidió apostar por habilitar algunas de las vías como ciclocalles y ciclocarriles, un primer paso de cara a convertir el municipio en un lugar mejor para circular sobre dos ruedas, aunque es evidente que el recorrido es largo. 
Una vez se terminó de pintar la señalización sobre la calzada y también de colocar algunas verticales, la asociación Burgos con Bici quiso inaugurar este jueves estas nuevas ciclocalles y ciclocarriles en unos paseos colectivos por la ciudad. Fue una primera toma de contacto, si bien cualquier usuario de bicicleta ya ha podido comprobar a lo largo de las últimas dos semanas la efectividad de la medida. «Es demasiado pronto para sacar conclusiones, básicamente porque tampoco estamos viendo que muchos ciclistas se atrevan todavía a bajar a la carretera», explica Alfredo Moreno, un socio de este colectivo. 

La razón de esta tibia acogida inicial parece, en opinión de Moreno, evidente: «Aún es peligroso, sobre todo en los ciclocarriles de las avenidas con más tráfico. Los que usan bicicleta tienen que coger confianza». Calles como Reyes Católicos o Vitoria soportan muchos vehículos y la tendencia de éstos sigue siendo pisar el acelerador más de la cuenta, lo que implica un riesgo para el ciclista. «Se ha optado por la solución más fácil y barata. Puede servir para dos años, más o menos,  pero creemos que tiene que existir un carril bici dentro de la calzada, sin quitar espacio al peatón», concreta. 

En estas primeras rutas, los ciclistas reconocen haber notado bastante respeto por parte de los conductores, aunque siguen existiendo los que ven la ciudad como un circuito de carreras, algo en lo que tendrá mucho que decir la Policía Local. También se producen invasiones en las áreas de espera avanzada que hay frente a los semáforos, muestra de que aún falta  por hacer un trabajo de concienciación. «Va a llevar tiempo», reitera Alfredo Moreno, «pero todas las ciudades europeas están apostando por este tipo de movilidad y Burgos no se puede quedar atrás en este sentido. Esta es una primera piedra», concluye.