El reencuentro más esperado por todos

F. TRESPADERNE
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Las familias agradecen el trato dispensado a sus seres queridos, a los que no han podido ver en persona desde hace tres meses y a quienes ayer por fin pudieron saludar entre lágrimas

Celia se reencontró con su abuelo Javier Hernando, al que no veía desde hace tres meses. - Foto: Valdivielso

La tensión y la impaciencia por reencontrarse con sus seres queridos se adueñó de los familiares que esperaban a que las puertas de la residencia de ancianos de Fuentes Blancas se abrieran para volver a ver a sus padres o abuelos con los que durante los últimos meses solo han mantenido contacto telefónico. 

«Dentro de lo duro que ha sido nos han tenido cerca de él», manifestaba Celia tras reencontrase con su abuelo, Javier Hernando, mientras su madre esperaba fuera, en el coche, «porque sé que le va a a hacer más ilusión ver a su nieta», matizaba, a la vez que agradecía los cuidados que ha recibido su padre en estos meses en los que el centro asistencial ha estado cerrado herméticamente a los familiares.

Mientras, en el hall de entrada, Celia y su abuelo, manteniendo las distancias y con mascarillas, se ponía al día e incluso recordaban su paso por el grupo Trovadores de Castilla y sus años como profesor de la escuela de música que tenían.

 Fausto Rodríguez se puso nervioso porque con la mascarilla no reconocía a sus familiares. Fausto Rodríguez se puso nervioso porque con la mascarilla no reconocía a sus familiares. - Foto: Valdivielso

Unos metros más allá, el beliforano Secundino Agustín, de noventa años, departía en persona con su hijo José Miguel y a través de una vídeollamada con otro de sus hijos, Ángel, que se encuentra en Nicaragua y al que puso al día sobre su estado de salud y lo que han supuesto estos tres meses de confinamiento en la residencia, «en los que ha mejorado bastante», apuntaba José Miguel, quien también tenía palabras de agradecimiento para el personal del centro. «Nos han tratado muy bien, hemos estado en todo momento informados sobre la salud de nuestros familiares y siempre que hemos llamado han estado atentos, estoy contento de cómo me he encontrado a mi padre», señalaba, mientras Secundino informaba a Ángel sobre el estado de un conocido con el que coincidía en el comedor.

 «Se lleva mal no poder recibir visitas», afirmaba Secundino, quien no ha podido ver a su hijo desde el once de marzo, y lamenta que sus paseos se hayan visto restringidos al pasillo y de que «nadie me quita unos años», de los que casi tres lleva en esta residencia de la Diputación. Consciente de la situación actual, muestra su preocupación por la salida de la crisis y por «la bronca» que hay entre los políticos.

No tan idílico fue el encuentro de Fausto Rodríguez con sus familiares a los que no reconocía con la mascarilla puesta. «Al enemigo de esta guerra no se le ve», repetía nervioso y contrariado «porque nos prohiben todo», y no quería ni oír hablar de la celebración de su cumpleaños, el siete de agosto, «porque no podemos salir de aquí, qué vamos a celebrar». 

Secundino Agustín se reunió con su hijo José Miguel y por vídeo conferencia con Ángel, que vive en Nicaragua. Secundino Agustín se reunió con su hijo José Miguel y por vídeo conferencia con Ángel, que vive en Nicaragua. - Foto: Valdivielso

Tres cuartos de hora. Como estos tres reencuentros, a lo largo de la jornada de ayer, se celebraron otros tantos cada tres cuartos de hora, «el tiempo que hemos establecido para que en esta semana todos los residentes puedan recibir a un familiar», apunta la diputada responsable de Bienestar social, Inmaculada Sierra, quien destaca que «todo ha funcionado perfectamente en las cinco residencias en esta primera jornada de visitas».

Durante la semana pasada, desde las residencias han concertado unas visitas esperadas por todos, residentes, familias e incluso los trabajadores de los centros, que repiten que los abuelos lo han pasado muy mal y preguntaban todos los días porque no venía nadie a verles, «ha sido muy duro» afirman.