El mejor amigo del perro

S.F.L.
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Amando Movilla ofrece un servicio de guardería canina en su casa y dispone de una peluquería, también para gatos, en Briviesca

El mejor amigo del perro

No lo puede remediar: Amando Movilla es un enamorado de los perros. Desde el más desgarbado hasta el de pedigree de más abolengo. Le cuesta evitar esbozar una sonrisa al ver a alguno pasar a su lado. Desde pequeño ha convivió con este animal y se define a si mismo como un ser «más de manada que de familia».

Hace ocho años decidió convertir su pasión en su profesión y, actualmente, regenta una peluquería canina a la que también acude algún que otro gato. Sin embargo, si algo le diferencia del resto es que ofrece un servicio de guardería en el sofá, es decir, los perros que cuida se alojan en su casa y siempre permanecen acompañados. Pelaperros  -que así se llama su tienda- abre de lunes a sábado por las mañanas y, aunque según su dueño «no resulta un negocio muy rentable», ha logrado uno de los objetivos de su vida: «medio vivir» del mundo del perro.

Los inviernos en La Bureba se hacen interminables para casi todos, incluido a este briviescano tan dicharachero. La gran mayoría de  su clientela corresponde a vecinos de la ciudad. Asimismo, conforme va entrando la primavera y, sobre todo en verano, residentes de los pueblos de la comarca acuden a sus instalaciones con sus «chuchos» para darles un lavado de imagen.

El servicio de guardería en el sofá resulta más agradable para el animal que en un criadero. Viven en su casa y la «compañía del ser humano» les hace felices, afirma Movilla. Su servicio es diferente y por eso algo más costoso económicamente hablando que uno convencional. «Por 15 euros al día les tengo como a reyes», testifica.

Se considera «higuienista» de perros más que peluquero porque, tras ocho años desempeñando esta función, todavía se asombra del estado de dejadez que presenta algún can. «Vienen hasta con rastas... veo salvajadas», declara. El peluquero canino explica que le resulta complicado cortar esos pelos y que lo tiene que hacer casi al ras de la piel para poder sanear bien.

Como cualquier persona, Amando Movilla  sigue unas rutinas diarias con los animales. A las 8 de la mañana da su primer paseo con ellos, dependiendo del día, hasta con nueve, el siguiente a las 2 del mediodía y el último a las 9 de la noche. Cuando finaliza la caminata, abre su tienda acompañado de los perros, que disponen de su propio espacio en el local. Muchos habitantes de Briviesca que tienen mascota y necesitan hacer un recado, utilizan las instalaciones para que el perro permanezca acompañado, aunque solo sea por unos minutos. «Estoy encantado de ello», afirma.

Desde que las puertas de Pelaperros se abrieron en 2012, mantiene la media de perros atendidos en baño y peluquería. Suelen rondar los 365 al año, por lo que trabaja con uno o dos al día. «A los bichos no les gusta que les bañen ni que les corten el pelo, les resulta bastante tortura pero, simplemente se someten», expone el empresario.

 Se implica en enseñar a los dueños a manejar a sus mascotas y es partidario de que sus clientes paguen la mitad del servicio -de 30 euros- y lo hagan ellos mismos bajo sus instrucciones, una iniciativa interesante a la pocos acceden.

No se considera feligrés de ninguna religión pero si cree en un Dios: César Millán. Las directrices del entrenador canino mexicano han influido mucho y han hecho que el briviescano lleve a la práctica muchas de sus ideas. Autodidacta por naturaleza, el hecho de convivir con el animal desde niño le ha facilitado entender con mayor claridad sus comportamientos. También le ha servido de algo el curso de peluquero canino.

Tiene claro que a los animales hay que tratarles como tal. No se muestra a favor de ‘humanizarlos’ porque puede generar agresividad y faltas de respeto hacia los dueños. Basándose en su experiencia, considera que «el exceso de amor mata a los perros» y asegura que la felicidad de estas mascotas requiere de «ejercicio, disciplina y afecto», de este último, todo lo que se quiera.