Solidaridad a costa de su sangre raudense

I.M.L.
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El colectivo de donantes en Roa de Duero no deja de crecer, a pesar de los cambios sufridos en el calendario de extracciones, y presume de labor altruista. En Aranda bajan los aportes

En una jornada de donación es habitual que se formen colas de espera en varios momentos, con todos los puestos ocupados. - Foto: I.M.L.

Ni el frío, ni el calor, ni la pandemia hacen mella en el compromiso de los raudenses con la donación de sangre. En los últimos tres años, las extracciones mantienen una línea ascendente que no se registra en muchas localidades de la provincia, ni en la comarca ribereña. La estadística del punto de donación en Aranda, ubicado en el Hospital de los Santos Reyes, constató en 2019 un total de 2.386 extracciones, cifra que se ha desplomado hasta las 1.602 en 2021, un 32,8% menos. La tendencia en Roa es la contraria, que contabiliza casi un 12% de aumento, con cifras más modestas pero ajustadas a la población: 172 donaciones en 2019, que sumó cuatro en 2020 y alcanzó las 195 el año pasado.

No es de extrañar que a los pocos minutos de abrirse la tarde de donación ya hubiese cola junto al punto móvil de extracciones aparcado junto a la biblioteca raudense. Todos los puestos ocupados, dos personas listas para entrar mientras una tercera rellenaba el cuestionario que precede a la donación.

Entre los donantes hay novatos y experimentados. Entre los primeros Alejandro Santiago, con 48 donaciones; Santiago Cob, que lleva más de 20 años extendiendo el brazo; y en un término medio Magdalena acumula 12 años. Todos pueden dar consejos al más nuevo, Dani Pacural, que sumaba su tercera extracción. "Me animó mi jefe y mis amigos, que también donan, y me decidí a probar. Yo no me entero, no hay que tenerle miedo", expone Dani, que es consciente de que "así puedo ayudar a alguien".

Ese jefe es Alejandro Santiago, que pone humor a lo que le llevó a convertirse en donante. "Porque estoy muy gordo, tengo mucha sangre y creo que hago bien a otros, además mi sangre es la que le vale a todos, cero negativo", dice con un atisbo de orgullo, y sin perder las ganas de bromear añade: "A ver si hacen unas morcillas un día para que nos den a catar, también".

Las motivaciones de todos tienen un mismo centro de diana, que resume en pocas palabras Santiago Cob. "A parte que es un bien para el cuerpo, porque se regenera, siempre hace falta sangre, es lo mínimo que podemos hacer por el otro, podemos dejar una parte nuestra a los demás", asegura convencido este raudense que se animó porque ya donaba su entonces novia, ahora mujer.

Magdalena, antes de subir al punto de extracción, deja un mensaje claro: "Animo a todos los jóvenes que lo hagan, hay mucha gente que lo necesita". Un argumento más para que los raudenses sigan incrementando sus estadísticas de donación año tras año.