Resulta imposible entender los logros del UBU Bajo Cero en la última década sin la figura de David Martín. Después de una prolífica carrera en varios clubes españoles y también en el extranjero, regresó a Burgos en el verano de 2011 y fue uno de los grandes protagonistas -dentro y fuera del terreno de juego- de los éxitos del rugby en la ciudad. De hecho, es uno de los culpables de que el Aparejadores se esté codeando hoy con los más grandes de División de Honor.
Con la mochila cargada de recuerdos, algunos buenos y otros no tanto, ‘Morros’, como se le conoce en el mundillo, regresará este domingo a su casa como director deportivo del Lexus Alcobendas, uno de los ‘cocos’ de la categoría. Ya volvió a San Amaro hace algo más de un mes para conquistar la Copa del Rey ante el SilverStorm El Salvador, pero esta vez será diferente por el rival que tendrá enfrente será el equipo de su vida, en el que creció (se formó en el antiguo Ferroplás), donde se retiró como jugador y con el que consiguió el ansiado ascenso a la élite. «Siempre será un partido especial para mí», reconoce Martín, «cuando me fui en verano ya sabía que llegaría este día. Va a ser bastante raro».
Pese a la carga emocional que implica volver a casa, el técnico burgalés se muestra tranquilo y asegura que no se arrepiente de la decisión de marcharse. «Yo era feliz allí, pero las cosas vienen así y hay que tirar hacia adelante. Ahora estoy muy contento en Alcobendas», apunta.
No es para menos. No le puede pedir más a este inicio de temporada, en el que su equipo se ha proclamado campeón de la Copa y es líder invicto de la liga con tres victorias en tres envites. Ese bagaje y también la diferencia de caché postulan al cuadro de madrileño como claro favorito a llevarse el triunfo de San Amaro, una vitola que no le acaba de gustar demasiado: «¿Favoritos? Yo creo que no. Va a ser un partido muy igualado. Su plantilla habla de su potencial y viene haciendo las cosas muy bien. Creo que es el club con más profesionales de la liga».
Martín sigue muy de cerca a su exequipo y, de hecho, mantiene el contacto con algunos de sus exjugadores, aunque no se atreve a predecir dónde acabará este UBU Bajo al final del curso 20/21: «Es una temporada muy rara, así que no sabría decirlo. Está claro que es un proyecto con mucha gente de fuera y con aspiraciones de estar en la zona alta».
«Otro mundo». De momento, no se plantea si volverá algún día al Aparejadores y prefiere centrarse en sus labores de dirección deportiva con el cuadro madrileño, al que pretende ayudar desde su experiencia y su buen ojo para descubrir talento. Sin duda, su llegada al Alcobendas es también una bonita oportunidad en su carrera fuera de los terrenos de juego: «Es otro mundo, aquí solo me dedico al plano deportivo. Además, en el Aparejadores estaba muy implicado a nivel emocional. Aquí también, pero veo las cosas con más madurez y perspectiva».
Durante este primer año, está viviendo en Burgos, donde reside su familia, y va a la capital varias veces por semana. El próximo curso estudiará si se muda o continúa en su ciudad natal porque, aunque solo tiene contrato hasta el verano que viene, la intención de ambas partes es seguir de la mano.