No hay frío que valga entre la chavalería de Arcos

H.J.
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Esta localidad del alfoz de Burgos es la que más ha crecido en términos absolutos. Su cercanía a la capital la convirtió en una oportunidad para vivir en unifamiliares y la mudanza de tantas parejas jóvenes ha acabado disparando la natalidad

La juventud de la población es palpable en sus zonas de juegos - Foto: Luis López Araico

Tienen entre 7 y 12 años y las suficientes calorías en el cuerpo como para soportar sin abrigo una heladora mañana en el parque infantil. Los chavales de Arcos de la Llana no lo saben, pero son unos privilegiados por vivir en la localidad de la provincia que más habitantes ha ganado en la última década. Ahora son cerca de 1.800 tras sumar más de medio millar desde el año 2010 y, según se desprende del discurso de sus vecinos, gozan de la suficiente calidad de vida como para quedarse en esta especie de pueblo-dormitorio a 15 minutos de la capital.

Así lo asegura Adolfo Domínguez, residente en Arcos desde hace 15 años. "No queríamos vivir en la ciudad y mi mujer y yo trabajamos en los polígonos cercanos, así que no nos planteamos volver. Aquí tenemos servicios, salen dos autobuses diarios de niños para el colegio de Fuentes Blancas, quien más o quien menos tiene un patio donde poder hacer vida en periodos como los del confinamiento y hasta tenemos clases de inglés a domicilio e incluso hubo ajedrez antes de la pandemia", explica.

Gracias al incremento de su padrón Arcos ha podido construir un polideportivo, un centro de usos múltiples, tiene dos tiendas de alimentación, dos bares, médico a diario, una farmacia y hasta una peluquería a la que Adolfo lleva a cortar el pelo a su hijo.

En ‘Mil Peinados’, emplazada en las antiguas escuelas, trabajan tres personas. Una de ellas es Milagros, quien lleva 10 años en la localidad y 7 en la peluquería. "Estaba trabajando en Burgos, me quedé sin empleo y me decidí a montar esto porque antes aquí solo había una chica que venía a peinar a domicilio a la gente mayor". Ahora su clientela está formada en buena parte por niños y, aunque la actividad ha bajado con la covid, no le falta jaleo.