Alarma por la avalancha de casos de trastornos alimentarios

Angélica González
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En el Hospital de Burgos reconocen la «situación excepcional» y la asociación de ayuda, Adefab, ha multiplicado por diez sus consultas: «Las madres y los padres llegan desesperados»

Desde Adefab piden formación en Atención Primaria. - Foto: Luis López Araico.

Los casos de trastornos de la conducta alimentaria no dejan de crecer. Si justo después del confinamiento y cuando la actividad asistencial comenzó a recobrar una cierta normalidad, en el Hospital Universitario de Burgos (HUBU), que alberga la Unidad Regional de Trastornos de la Alimentación (URTA), se dio la voz de alerta sobre cómo se había incrementado la demanda, no solo de pacientes nuevos sino de agravamiento y recaídas de los que ya estaban en seguimiento, meses después el problema sigue aumentando y ya hay familias que están denunciando las dificultades de acceso a la atención médica. Desde el servicio de Psiquiatría reconocen una «situación excepcional» por el incremento de la demanda y un «retraso en la atención a nivel global desde el primer contacto con los dispositivos sanitarios» y afirman que en la URTA las urgencias se atienden en tres días y las consultas preferentes, «en un mes como máximo».

Esta unidad es lo que se llama un dispositivo de tercer nivel, es decir, que el paciente primero tiene que acudir a su médico de Primaria, que es el encargado de valorar el nivel de gravedad que presenta y decidir la derivación o bien a la unidad de salud mental donde se inicia el tratamiento y según los criterios clínicos remiten o no a la paciente a la URTA, o bien al servicio de Urgencias, según explican desde Psiquiatría.

Y aquí es donde están surgiendo los problemas. Este periódico ha recibido varias quejas de distintas familias en el sentido de que casos que a la postre han sido muy graves han tenido que ir deambulando de un sitio a otro sin que nadie les diera una solución efectiva. Los padres de un adolescente que llevaba varios meses perdiendo un kilo a la semana han recibido en este mes de noviembre una primera cita para abril. Lógicamente, tuvieron que insistir en que su hijo necesitaba un ingreso inmediato y lo han conseguido después de tener que volverse varias veces desde el servicio de Urgencias donde les decían que no podían hacer nada.

La URTA es una unidad regional que cuenta con seis camas para pacientes que llegan desde todos los puntos de la comunidad autónoma, lo que en estas circunstancias puede estar resultando escaso. Otra de las familias afectadas explicaba, en este sentido, que se echa de menos un centro de día, es decir, un dispositivo intermedio entre las consultas con la psiquiatra y la psicóloga especializadas en estos trastornos y el ingreso en la URTA: «En otras partes hay un comedor terapéutico en el que las afectadas están supervisadas por profesionales, algo que creemos que aquí haría mucha falta».

En la asociación de ayuda, Adefab (Asociación de Familiares de Anorexia y Bulimia de Burgos) son muy conscientes de la angustia que se está pasando ahora mismo en muchas casas porque las peticiones de consultas se han multiplicado por más de diez, según explica la psicóloga María del Mar Herrero, miembro también del grupo de trabajo de conducta alimentaria del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León: «Antes de la pandemia había una o dos consultas por semana y ahora estamos en más de 15 y los sábados por la mañana procuramos incorporar alguna on line para no dejar a nadie fuera». Las patologías que más se están viendo son, en este orden, trastorno por atracón, anorexia y  bulimia.

 

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