«Las redes están ayudando a renovar la novela negra»

I.L.H.
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Manuel Ríos San Martín, autor de 'La huella del mal', ambientada en Atapuerca, tiene nuevo libro. 'Donde haya tinieblas' trata el pecado, el perdón o la culpa desde el suspense y la religión

Ríos visitó Burgos en abril buscando localizaciones para la serie sobre ‘La huella del mal’, que arranca en el Carex. - Foto: Valdivielso

Si en La huella del mal una joven aparecía muerta en Atapuerca, recreando la postura de los enterramientos de los homínidos de hace miles de años, en su nueva novela el punto de partida es la desaparición en Madrid de una modelo rusa de 17 años a la que le falta un ombligo. Manuel Ríos San Martín insiste con l a novela negra en Donde haya tinieblas (Planeta), un género que le apasiona «porque te permite enganchar al lector con la pregunta de ¿quién lo ha hecho? y mientras incluir otros temas para reflexionar como, en este caso, la violencia, el pecado, el perdón o la culpa». 

Para seguir la trama en la que reflexiona sobre el origen de la violencia desde el punto de vista religioso (en La huella del mal lo hacía desde la biología) el autor pone al frente de la investigación a una pareja dispar de diferentes generaciones: los inspectores Martínez y Pieldelobo. «Él es un padre cincuentón y caótico, tierno pero mordaz y un tanto anticuado; ella, una milenial combativa, inteligente y feminista». Con esos dos perfiles, y un asesino en serie que utiliza Instagram, Ríos San Martín también trata el tema de las redes sociales. «Han irrumpido de manera vertiginosa en nuestras vidas y hay que discernir entre cuentas malas y cuentas interesantes. Hasta la Policía investiga de otro modo y para los autores da tanto juego que creo que están ayudando a renovar el género porque ahora a los asesinos se les puede descubrir por otros motivos y lo podemos contar de manera diferente».

Para abordar la investigación, Ríos San Martín se ayuda de la iconografía religiosa y de la magia o el esoterismo de ciertos lugares. El conocimiento o desconocimiento de esos aspectos es una de las diferencias que separan a los investigadores, con diferente educación y referentes: «Creo que ha habido dos formas distintas de explicar la religión: desde el castigo y la ofensa o desde el amor y el perdón. Esas dos tendencias están también en la sociedad. Por eso también 'enfrento' a los protagonistas para saber si son capaces de llegar a un acuerdo en la lucha por un problema común. Eso es algo que en el confinamiento, cuando escribí la novela, estaba ocurriendo -sobre todo en Madrid- y creo que me ha influido».

De todo eso y las anécdotas de Donde haya tinieblas hablará este miércoles, a las 20:15 horas, en el Museo de la Evolución Humana.