Ahora que la pandemia de coronavirus empieza a dar una tregua en la provincia, vuelve a reanudarse la búsqueda leonina de personal para sus centros de salud, sobre todo rurales. Y lo hace con noticias agridulces porque acaba de confirmarse que, por ahora, ninguno de los cinco residentes que ha formado Atención Primaria en sus instalaciones en los últimos cuatro años se quedará a pasar consulta en el ámbito asistencial en el que se han especializado: dos se marchan de Burgos y los otros tres han escogido trabajar en Urgencias (dos en el HUBU y otro en el Santiago Apóstol). Sin embargo, esta situación se ha conseguido paliar con la contratación de seis médicos que se especializaron en otras dependencias: dos son médicos de familia y cuatro son pediatras.

En conjunto, la asistencia ambulatoria de la provincia sale ganando. Y no solo porque en esta primera ronda de contrataciones de médicos que acaban de terminar la especialidad -en este caso Medicina Familiar y Comunitaria y Pediatría- haya atraído a un profesional más de los que podría haber contratar si sus cinco residentes hubieran decidido continuar su trayectoria profesional en centros de salud de Burgos, sino porque la llegada de cuatro especialistas en salud infantil permite reorganizar las consultas de adultos.

Dos semanas antes de que la pandemia eclosionara en Burgos, el déficit de personal en Primaria era de 33 médicos de familia y 8 pediatras. De estas últimas plazas, seis estaban cubiertas con especialistas de adultos y, ahora, cuatro de ellos podrán ejercer la medicina Familiar y Comunitaria en consultas convencionales porque las que ocupaban en Pediatría tendrán titular especialista específico.

Tres de estos cuatro médicos que han escogido la salud infantil han hecho sus cuatro años de residencia en el HUBU, cuyo servicio de Pediatría parecía ser en estos últimos años un destino laboral más atractivo que las consultas de los centros de salud. La abundante oferta de empleo en Primaria, sin embargo, parece haber invertido la situación.

En cualquier caso, la incorporación de estos pediatras ayuda a minimizar un poco la escasez en la plantilla de médicos de familia con plaza en el medio rural. Atendiendo a las cifras de mediados de febrero, el déficit sería de 29 profesionales, pero la presión introducida por la crisis del coronavirus ha  desencadenado un par de jubilaciones no previstas. Así, sigue habiendo necesidad de una treintena de especialistas en Medicina Familiar y Comunitaria.

Y, a falta de otras oportunidades, la Gerencia de Atención Primaria no ha perdido la esperanza con los cinco profesionales que acaban de terminar la residencia en Burgos. La previsión es que el médico que está trabajando en las Urgencias del Santiago Apóstol se incorpore en diciembre a un centro de salud y también se cree que uno de los dos especialistas que se han marchado volverán más adelante. Pero, mientras, la búsqueda continúa.