Las administraciones incumplen la tasa de temporalidad

H. Jiménez
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En la provincia de Burgos solo el Estado se sitúa por debajo del 8% que España se ha comprometido a alcanzar en el conjunto de las administraciones públicas. Ayuntamientos, Diputación y Junta tienen un porcentaje de interinos superior

En el Ayuntamiento de Burgos hay casi 400 trabajadores temporales. - Foto: Luis López Araico.

Los dineros de Bruselas tienen un precio. Cuando hace varios meses la Comisión Europea negoció las condiciones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia estableció una serie de condiciones que deben cumplir todos los estados. Y a España, entre otras muchas cosas, le dijo que debía reducir la tasa de temporalidad en las administraciones.  

Aparte de cumplir con un acceso en igualdad de mérito y capacidad, el trabajo público debería ser estable y por ello se estableció que el porcentaje de interinos debe estar por debajo del 8% en el conjunto de la administración, algo que hoy en día está muy lejos de cumplirse.

En la provincia de Burgos el dato se sitúa en el 31,1%, según el análisis más pormenorizado de todos los realizados hasta la fecha y que ha sido facilitado a este periódico por el sindicato CSIF. Este porcentaje medio calca prácticamente la media nacional, que el Gobierno ha situado en el 31% partiendo de los datos del INE. En él se observan enormes diferencias entre las distintas administraciones y casi todas ellas quedan a años luz del deseado 8%. La honrosa excepción es curiosamente la de la Administración General del Estado, principal impulsora de la reducción de la tasa global, que tendría únicamente un 3,06% de temporalidad, sin un solo interino en la Agencia Tributaria o en Prisiones.

En el extremo contrario encontramos a los ayuntamientos, que son en promedio los que peor parados resultan de este análisis. En su conjunto, la administración local presenta casi un 40% de temporalidad pero hay casos especialmente llamativos como los de Aranda de Duero (roza el 58%) y principalmente el de Villarcayo, donde ninguno de los 79 trabajadores de su plantilla son fijos.

En este último Consistorio de la comarca de Merindades la situación se arrastra desde hace años, a base de sucesivas contrataciones que nunca llegaron a regularizarse para dotarlas de estabilidad. Han sido décadas sin convocar oposiciones cuyas consecuencias siguen sin corregirse. En el Ayuntamiento más grande, el de la ciudad de Burgos, la situación no es tan radical pero tampoco puede presumir de plantilla, puesto que en él permanecen trabajando 392 empleados que no son fijos, más de un tercio del total.

 

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