Madre, deportista y titán

ROBERTO MENA
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Nuria Blanco ha regresado de la Titan Desert con la satisfacción de haber logrado un nuevo reto y como segunda clasificada en la categoría master

Nuria Blanco logró el título de Titán al concluir las cinco etapas de las que constó la prueba disputada en Almería. - Foto: DB

Nuria Blanco es una asturiana afincada en Burgos que hace 5 años quedó prendada de la bicicleta en la prueba del Circuito Diputación de Modúbar. De participar en una carrera provincial en zapatillas, con ropa de atletismo y un casco prestado, ha pasado a subirse al segundo peldaño del podio master de la Titan Desert, una de las pruebas por etapas de mountain bike más duras del calendario, que este año debido a la pandemia ha cambiado de escenario y se ha disputado en Almería en vez de en Marruecos.

El deporte es algo que siempre ha estado presente en su vida. Lo practicó a nivel federado, es licenciada en INEF y también la máxima responsable de los Juegos Escolares del Ayuntamiento de Burgos. Cuando el pequeño de sus tres hijos cumplió los 5 años retomó la actividad física. Disputó las maratones de Burgos, Madrid, Sevilla y Valencia. Pero fue dejando de lado el atletismo para centrarse en la bicicleta.

«El ciclismo lo practico para disfrutar y voy buscando nuevos retos personales. Es una forma de estar en contacto con la naturaleza y con mi familia, ya que todos lo practican. En la Titan Desert he disfrutado mucho, pero no solo en la carrera, sino también preparándola. He tenido la suerte de poder compartir esa preparación con mis hijos y mi marido y ese proceso ha sido muy bonito», comenta Nuria Blanco.

Todo empezó el año pasado en Oropesa, donde coincidió con dos mujeres que iban a disputar la prueba de mountain bike. «Me empezó a entrar el gusanillo y me inscribí en octubre», explica. Su mente estaba puesta en Marruecos, aunque  la crisis sanitaria trasladó la carrera a Andalucía y mantuvo la incertidumbre sobre su celebración hasta el final. «Cuando me apunté, en casa me dijeron que estaba loca, que la Titan Desert eran palabras mayores. Con todo lo que ha sucedido tuve dudas de continuar con el reto, pero pensé que si este año tocaba ir a Almería, iría», relata. 

Asegura que repetirá y confía en que la próxima edición pueda conocer el desierto de Marruecos. «Subir al podio como segunda clasificada en master fue un regalo», asegura, y es que acudió a la prueba con el objetivo de conocer la carrera y alcanzar otro de sus retos, como anteriormente hizo en el Desafío de Helios o en los 10.000 del Soplao. «Una mujer con 45 años puede tener vida deportiva y conseguir retos impensables», destaca y espera que sus aventuras puedan servir como motivación y ejemplo.

En la carrera fue de menos a más. Confiesa que cuando llegó a Almería pensó que se había puesto el listón demasiado alto. «Llamé a casa y les dije que no sabía dónde me había metido, pero cada vez me fui encontrando más a gusto y fui mejorando conforme fueron transcurriendo las cinco etapas. Los dos últimos kilómetros de la última jornada los hice llorando y es que sentí una gran emoción por acabar una competición de este tipo», comenta.

Le encantó compartir carrera con Miguel Indurain, Haimar Zubeldia, Sergio Mantecón o Josep Betalú y la perfecta organización de la prueba. «Nos hicieron a todos una prueba covid antes de empezar y a partir de ahí formamos una burbuja en la que no ha habido ningún problema», señala.