«Mis hijos todavía están en proceso de encontrar su camino»

R.N.S.
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José recibió el traspaso de su padre y decidió que no iba a cambiar la forma de trabajar del fundador de Casa Paco

Padre e hijo en el establecimiento de la calle Tinte, 5. - Foto: Patricia

José Álvarez fue poco a poco amando la venta de artículos de matanza que su padre le enseñó durante sus años de juventud. Durante las campañas de invierno y de verano de los años 70, siempre que podía, acudía al local a ayudar a sus padres. «Los inicios fueron duros pero a la vez era muy bonito», asegura el actual dueño, a lo que añade que «hoy en día me encanta mi trabajo y es muy especial poder continuar con el oficio de mi familia». Una vez que terminó la formación, se centró más en este trabajo aunque lo compaginó con otro empleo más acorde a sus estudios de economía.

 En los años en los que José y el fundador coincidieron en el comercio, su padre era quien tomaba todas las decisiones. «Yo solo callaba y trabajaba», cuenta José, quien explica que el fundador es quien mejor sabe llevar un negocio y por tanto no necesita consejos. En el momento en que, tras el fallecimiento de su progenitor, se puso al frente del establecimiento comenzó a realizar todas las tareas que siempre habían hecho sus familiares. Después de ver lo bien que su padre le dejó el negocio y toda la clientela que tenía, decidió que no iba a cambiar la forma de trabajar de su ascendiente y siguió sus pasos tal y como le había enseñado. «Yo solo he tratado de hacer lo que hacía mi padre, quien era muy inteligente y trabajador», advierte el actual propietario, a quien muchas personas le han aconsejado que debería renovar el trabajo.

A pesar de que el modo de producir sea el mismo que la anterior generación, el establecimiento sí que ha evolucionado con el paso del tiempo. Ha incorporado la venta a granel, la cual no era su especialidad inicial, y la venta de semillas de chía o quinoa, que surgen por las nuevas formas de alimentarse de hoy en día. Son conscientes de que deben ir adaptándose a los nuevos momentos, sin embargo, la dimensión del establecimiento ha jugado en su contra para que el desarrollo se hubiera llevado a cabo de una mejor manera. José explica que ha aparecido un nuevo modelo de negocio que intenta imitar, desde la nueva moda ‘vintage’, a los establecimientos de venta a granel. «Es un modelo de negocio que, supuestamente, te acerca a lo más auténtico, al kilómetro cero». Él asegura que no son una imitación de ellos mismos, «nosotros somos una antigualla», añade el fundador. 

 

UNA GENERACIÓN INDECISA

 

 El relevo de José a sus dos hijos, que daría paso a la tercera generación, está todavía en el aire. «Mis hijos están en proceso de encontrar su camino», añade el dueño. Actualmente, sus dos sucesores son estudiantes universitarios y, aunque ambos terminan el próximo año, no se han involucrado por completo en el negocio, ya que al estudiar fuera de la ciudad, no han tenido oportunidad de conocerlo a fondo. A Francisco, quien ha recibido el nombre de su abuelo, le ha tocado atender en la tienda en muchas ocasiones y alguna vez, cuando le preguntan por algo muy específico relacionado con la matanza, ha tenido que acudir a su padre. «Este oficio no requiere estudios, sino pasar horas en el local y aprender con la práctica», explica el heredero. 
Al igual que José no aconsejaba a su padre sobre temas relacionados con el negocio, Francisco y su hermano intentan hacer lo mismo. No obstante, esta nueva generación sí que está intentando que Casa Paco entre en el mundo de las nuevas tecnologías y ha conseguido que su progenitor se plantee llevar el almacén a las redes sociales y a la venta a través de plataformas online.

 

 

HISTORIA

Casa Paco lleva 49 años en el actual emplazamiento en la calle Tinte, número 5. Pero sus inicios tuvieron lugar en una tienda de ultramarinos y de matanza en Villadiego y, posteriormente, en un local de la plaza de la Llana de Afuera. 

José, el actual dueño, nada más acabar la carrera comenzó a trabajar con sus padres en el local actual y, aunque aprobó unas oposiciones y consiguió trabajo en la Delegación de Economía y Hacienda, él no dejó de ayudar a sus padres en la tienda. Tras el fallecimiento de su padre, de un momento a otro, tuvo que comenzar a estar al frente del comercio. Hoy en día cuenta con el apoyo de su hermana y de un empleado más. 

Su hijos ayudan con la venta y con las descargas de productos siempre que sus estudios no se lo impiden.