El Pontífice peregrino

Javier Villahizán (SPC)
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Karol Wojtyla visitó en su Papado 133 países y recorrió más de 1,1 millones de kilómetros

El Pontífice peregrino

Era una de sus imágenes más icónicas. Siempre que Juan Pablo II llegaba a un país y descendía por la escalinata del avión, se postraba y besaba la tierra que le acogía. Un gesto que se hizo habitual en el centenar largo de viajes apostólicos que realizó y que quedó en la retina de todos.

Karol Wojtyla hizo durante su Pontificado honor a su apelativo: el Papa viajero. Estuvo en 133 países de todos los continentes entre 1979 y 2004, desde la República Dominicana, que fue el primer Estado que visitó fuera de Italia, hasta el santuario de Lourdes, que fue el último.

En su periplo alrededor del mundo, Juan Pablo II recorrió más de 1,1 millones de kilómetros, lo que representa casi 29 veces la vuelta a la Tierra y casi tres veces la distancia entre la Tierra y la Luna.

Su país natal, Polonia, siempre estuvo muy presente en sus encuentros. Fue a ese territorio hasta en nueve ocasiones, siendo el lugar que más visitó, seguido de Francia (ocho visitas) y EEUU (siete).

Sus viajes dejaron imágenes históricas como la de un Pontífice católico entrando en una mezquita -lo hizo en su estancia en Damasco (Siria), en 2001- o la Misa que celebró en la comunidad católica más al norte del mundo, a 350 kilómetros del Círculo Polar Ártico (Tromso, Noruega, 1989). 

Histórico también fue su encuentro con Fidel Castro, en enero de 1998, lo que ayudó a normalizar la situación entre la Iglesia y el estado socialista en la isla.

Recordado por muchos es el papel que jugaron los viajes del Papa en la caída del muro de Berlín. El expresidente de Polonia, líder del sindicato Solidaridad y Nobel de la Paz, Lech Walesa, destacó entonces que el Pontífice tuvo «un rol decisivo» para que la caída del sistema comunista en Europa sucediera de una manera «pacífica y efectiva, y no de otra». 

apego a españa. Con España tuvo una relación especial. Viajó a la Península en cinco ocasiones. La primera vez que Juan Pablo II piso suelo nacional fue en octubre de 1982, en una visita pastoral, que le permitió recorrer durante 10 días Madrid, Ávila, Salamanca, Toledo, Sevilla, Granada, Loyola, Zaragoza, Barcelona, Valencia y Santiago de Compostela. 

Un año después, en 1984, el Papa hizo escala en Zaragoza, en vísperas de la Festividad de la Virgen del Pilar, mientras viajaba camino de la República Dominicana y Puerto Rico, en el marco de las celebraciones del V Centenario de la Evangelización de América. 

Además, en 1989 viajó como peregrino a Santiago de Compostela en el Año Santo, coincidiendo con la IV Jornada Mundial de la Juventud. Como en otros de sus trayectos, en esa ocasión Juan Pablo II habló del «gran desafío» del «neopaganismo y el proceso de secularización». 

Juan Pablo II visitó nuestro país en dos nuevas ocasiones. El que sería su cuarto viaje se desarrolló del 12 al 17 de junio de 1993 en Sevilla, Huelva (estuvo en los lugares colombinos y el santuario del Rocío) y Madrid. Y el 3 y 4 de mayo de 2003 fue la última visita de Papa polaco a España. El Pontífice celebró en el aeródromo de Cuatro Vientos (Madrid) una vigilia con los jóvenes, que reunió a cerca de un millón de personas.