Cáritas y la Pastoral Penitenciaria acompañaron en 2020 a más de 300 presos a pesar de las restricciones de la covid. El proyecto ‘Volver a empezar’ de Cáritas y la capellanía de la cárcel, coordinada por Fermín González, se volcaron durante el año pasado en buscar alternativas a la intervención que realizan en circunstancias normales.
Las restricciones, en palabras de David Alonso, de Cáritas, provocaron que durante cinco meses no se haya podido entrar en el centro, a pesar de los esfuerzos realizados por la dirección por aumentar las formas de comunicación telefónica y mediante videoconferencia. En este sentido, Alonso también subrayó la «buena relación con instituciones penitenciarias».
A lo largo de 2020, desde las entidades de la Iglesia se atendió a 326 personas, de las que 258 participaron en talleres dentro de la cárcel, 38 lo hicieron en las llamadas salidas terapéuticas y 16 pudieron disfrutar, una vez levantadas las restricciones más severas a la movilidad, de permisos penitenciarios en la vivienda de Cáritas Burgos.
El perfil de los atendidos es similar al de otros años: el 98% son hombres -en Burgos no hay módulo de mujeres-, y el 74% españoles. Por edades, la franja de 30 a 39 aglutina a un 26% de participantes, entre los 40 y los 49 se encuentran un 32% y otro 15% tiene entre 50 y 59. Los mayores de 60 años son el 11% (35 internos). Además del personal técnico y de capellanía, en los proyectos intervienen 24 voluntarios.
Por último, tanto Cáritas Burgos como la Pastoral Penitenciaria expusieron algunas peticiones para mejorar la atención a las personas privadas de libertad y a sus familias: una apuesta por las medidas alternativas, como son los trabajos en beneficio de la comunidad, poner en marcha procesos de justicia restaurativa, permitir a los extranjeros indocumentados salir para trabajar, el cumplimiento de la ley que contempla el no ingreso en prisión para penas inferiores a los cinco años siguiendo determinados requisitos y una mayor dotación de recursos para la atención psicológica y psiquiátrica de los presos.
Como novedades, María González, de la Universidad de Burgos, presentó el programa de radio que están realizando los presos y que puede escucharse en formato de podcast bajo el nombre de ‘Voces encerradas’.