Medio siglo de pasión viviente

R.E.C.
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Villalbilla de Burgos celebra mañana el 50 aniversario de la escenificación de su Vía Crucis, una de las más antiguas de la provincia

De manera fidedigna se recrean los últimos pasajes de la vida de Jesús. - Foto: Luis López Araico

Los vecinos de Villalbilla de Burgos llevan ya semanas preparando una nueva edición de la representación de su Vía Crucis Viviente, una de las señas de identidad del pueblo que este año se realizará con más devoción y fervor si cabe al cumplirse el 50 aniversario desde que se comenzara a escenificar, convirtiéndola en una de las más antiguas de la provincia. Como así quedará constancia con las numerosas fotografías, tanto actuales como antiguas, que engalanen el municipio. Un guiño especial que se sumará a un pequeño monumento conmemorativo y a una fiesta con todos los participantes, con especial relevancia a todos aquellos que han representado a Jesucristo durante este medio siglo.

Fue en 1973 y desde entonces sólo en cinco ocasiones se ha dejado de realizar por causa de fuerza mayor. Ocurrió durante los años 2015, 2016 y 2017. Tras esa etapa, la representación volvió en 2018 con nuevos aires, más calidad escénica y «con más interés que nunca por parte del público», como asegura su alcalde Teódulo Revilla, pero la pandemia obligó de nuevo a su suspensión en 2020 y 2021.

Sin embargo, no ha sido un impedimento para que un pueblo entero se vuelque en Viernes Santo en recrear las últimas horas de Jesús a lo largo de tres emplazamientos. La Tejera, la zona más próxima al municipio, acoge desde el año pasado la llegada de Jesús a Jerusalén a lomos de la Borriquilla. A partir de ahí continúan las escenas como el lavatorio de pies y la Última Cena, la Oración en el Huerto o el prendimiento de Jesús.

Atravesando todo el pueblo se llega a la plaza del polideportivo donde se representa el Juicio de Caifás, además de ver el arrepentimiento de Judas y su ahorcamiento. «Hemos dejado la antigua Plaza Mayor porque se quedaba pequeña y lo hemos trasladado a este sitio donde la gente tiene más cabida», reconoce Santiago Serna, presidente de la Asociación La Sacedilla, una de las tres organizaciones culturales junto con la Peña El Pato y la Asociación Villablanca, que hacen realidad esta escenificación cada año con cerca de 160 participantes. Sin olvidar a las numerosas personas que detrás de bastidores colaboran en el montaje o la elaboración de vestuarios, o el apoyo que reciben por parte del Ayuntamiento y la cofradía de Semana Santa.

Ya en plena noche cerrada llega la Crucifixión, uno de los momentos más esperados y sobrecogedores de la jornada que comienza con la salida de Jesucristo con la cruz a la parte alta del pueblo. En un monte próximo al cementerio, la escenificación cobra mayor expectación para el público con la elevación al unísono de las tres cruces, envuelta la escena en un halo de solemne silencio, solo roto por la crepitación del fuego.

Después de casi dos horas, el Vía Crucis pone su punto y final con el reparto de unas sopas de ajo como agradecimiento del pueblo a los numerosos visitantes que se acercan gracias, en parte, a la cercanía con Burgos y a su ganada buena fama.