135 años de resonancia

I.L.H.
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Un concierto con compositores vinculados a la Schola Cantorum, una muestra de artistas que han pasado por la coral y una actuación asociada al VIII Centenario de la Catedral, actos con los que celebrarán ser el orfeón más antiguo de Castilla y León

135 años de resonancia - Foto: Alberto Rodrigo

Un grupo de obreros y niños que aprendieron solfeo antes que a leer. Así empezó todo. En el zaguán del palacio de Castilfalé una placa recuerda que en ese edificio se fundó la Schola Cantorum con ese espíritu hace 135 años. Fue en marzo de 1884 bajo el nombre de Orfeón del Círculo de Obreros y, como repasa Jesús Domingo, presidente de honor de la coral, «era la primera vez en Burgos que un coro de estas características cantaba a polifonía».

Con las primeras notas de su historia perfectamente afinadas la trayectoria de la formación ha continuado in crescendo, dejando que se siga escuchando hoy el eco de su resonancia. Ese tempo ha ido acompasado por la dirección de maestros como Federico Olmeda, Joaquín Artola, José María Beobide, Luis Belzunegui, Pedro Luis Domingo, Salvador Vega, María Jesús García de la Mora y, en la actualidad, María José Barrio Morquecho. Pero además la agrupación más antigua de Castilla y León ha dado cobijo a grandes músicos como Rafael Calleja, autor del Himno a Burgos, o Antonio José.

A ellos les rendirán homenaje en una de las actividades que la coral rebautizada como Schola Cantorum en 1932 está organizando con motivo de su aniversario. Para después del verano están cerrando un concierto en el Teatro Principal que dedicarán «a los directores-compositores que han formado parte de la Schola o han estado vinculados a ella de forma muy especial. Desde Olmeda a Antonio José pasando por Beobide, Alejandro Yagüe, Javier Cuevas o Rafael Calleja, haciendo un recorrido por su repertorio religioso y popular sobre todo relacionado con Burgos», enumera la directora, Barrio Morquecho.

Sin duda será un concierto especial por lo que significan esos músicos para la Schola, aunque en una trayectoria de 135 años ha habido otros recitales significativos. Hablamos por ejemplo del que dieron ante el rey Alfonso XIII bajo la batuta de Olmeda, uno a beneficio de los obreros más necesitados, los homenajes a Yagüe o el que protagonizaron hace poco con la JOSBu.

Formar parte de esta institución a la que también se la puede considerar el primer conservatorio de Burgos es ser parte de un cantoral lleno de historia y convivencia: «Para mí dirigir un coro supone mucha responsabilidad. Tienes en tus manos el tiempo libre de muchas personas que te lo entregan libremente para que saques lo mejor de ellos, tanto a nivel musical como humano. Estar en la Schola, además, significa un gran honor porque supone ser la heredera de sus grandes músicos y formar parte de una familia que mantiene los valores de sus antepasados», resume la actual directora, que cumple ya dos décadas al frente de la coral.

Llegar hasta aquí tampoco es algo que puedan contar muchos, y menos sacando pecho de la calidad de sus componentes: «La Schola ha pasado por diferentes etapas, pero ahora podemos decir que hay un buen nivel de afinación, empaste, color... Sus 40 miembros están deseosos de formarse y de participar tanto de los ensayos como de las actuaciones, y de hecho tenemos tantos proyectos que no siempre podemos compatibilizarlos, por ejemplo, con los de la Federación Coral», añade la directora.

exposición en Castilfalé. Sus voces se alzan no solo sobre los escenarios; hay miembros pintores, fotógrafos e incluso orfebres, artistas en definitiva que a lo largo de estos años han compartido su creatividad con la Schola.

Por eso, con motivo también de su aniversario han decidido contar con coralistas conocidos por otras facetas: «Haremos una exposición en el palacio de Castilfalé con quienes han pasado por aquí. Queremos con ello demostrar que hay gente de primer nivel», sostiene Jesús Domingo. Expondrán obra, por ejemplo, de Ignacio del Río que fue coralista de niño; piezas de orfebrería de Saturnino Calvo (Maese Calvo), que cantó de chaval como bajo; estará también representada la obra del arquitecto Fidel Ruiz, de la artista Encarna Aguilard e incluso de Alejandro Yagüe que, aunque aficionado, le gustaba la abstracción.

La muestra todavía no tiene fecha, pero la intención es aprovechar su apertura para ofrecer conciertos a la hora del vermú durante los fines de semana: «Estamos trabajando en ello, pero hablamos quizá de pequeños conciertos cada hora o recitales con el coro infantil». La Schola, por cierto, tiene cantera porque cuenta con una treintena de chavales en esta agrupación. Y medio centenar más de alumnos y alumnas que acuden a las clases de guitarra, piano, solfeo y canto de la Escuela de Música.

Este orfeón, que ha contado en su seno con maestros de capilla de la Catedral, no podía dejar pasar esta efeméride sin colaborar con el VIII Centenario de la colocación de la primera piedra del templo gótico. Por eso, para la vuelta del verano planean hacer un homenaje a   Santa María, a quien está dedicada la Catedral, con obras marianas  de maestros de capilla del siglo XIII al XIX. Probablemente para este concierto se hagan acompañar de una orquesta, pero todavía están en ello.

Proyecto es también la exposición retrospectiva que están preparando para principios de 2020 (el aniversario abarca hasta marzo) sobre «un destacado músico burgalés que pasó por la Schola». Mientras eso llega, podrán presumir de historia, legado y sobre todo futuro. Y de curiosidades como que hayan pasado por la coral seis generaciones de una misma familia de apellido Domingo.