La presidenta de la Nueva Protectora de Animales de Las Merindades (Napame), Sylvia Lorenzo, ha recibido muchos gritos, insultos y amenazas a lo largo de los más de 15 años que lleva tratando de proteger a animales indefensos, pero hasta ayer no había sufrido una agresión física. Ocurrió a las nueve de la mañana en el polígono industrial de Espinosa de los Monteros, momentos antes de entrar en una clínica veterinaria para vacunar de la rabia a un perro y ponerle un microchip identificador. El animal había sido recogido el pasado día 4 en el entorno de las piscinas de Espinosa por una voluntaria después de comprobar que estaba solo y de que ya el 6 de agosto se había avisado a la protectora de que este perro vagaba solo por el pueblo.
Tras comprobar el día 5 de este mes que carecía de microchip y por, tanto, de la vacuna obligatoria de la rabia que siempre va acompañada por la colocación del microchip, la asociación decidió quedarse el perro temporalmente hasta localizar a su dueño, lo que ocurrió el día 6. Entonces fue cuando quedaron en que la entrega del animal se realizaría, una vez se le colocase el microchip, vacunase y desparasitase, algo que ya habían comenzado a hacer, al tener muchas pulgas.
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