Castrillo de Murcia ya estuvo habitado desde el siglo VIII

I.P.
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El laboratorio Beta Analityc, de Miami, confirma que las piezas halladas en el yacimiento urbano se datarían entre los años 765 y 895. El primer documento que se conocía era de 1029

El equipo de arqueólogos y el alcalde contemplan unos silos que salieron a la luz el año pasado al hacer las obras de la plaza. - Foto: Jesús J. Matías

Los estudios realizados en los laboratorios Beta Analityc de Miami (Florida) de varias piezas localizados en los silos aparecidos en Castrillo de Murcia en diciembre pasado y enviadas a dicho centro, han sido determinantes para datar, con un 88% de probabilidad, que corresponden al periodo comprendido entre los años 765-895. Las fechas no son banales, todo lo contrario, cuando estamos hablando de remontarnos a los orígenes de un territorio y, en este caso cobra especial significado porque hasta ahora el documento más antiguo conocido en el que aparece el nombre de Castrillo de Murcia corresponde al año 1029.

Castrillo reinventa su futuro y constataría así que ya hubo asentamientos estables de población en la zona hacia el siglo VIII, tal y como explica Fabiola Monzón, la arqueóloga que, junto a Gloria Martínez, llevó a cabo el estudio arqueológico del yacimiento una vez descubierto.

Los silos salieron a la luz a finales del mes de diciembre pasado, cuando comenzaron las obras de construcción de una plaza al suroeste del casco urbano, vinculadas al proyecto municipal ‘Urbanizaciones varias en Castrillo de Murcia’. La aparición casual del yacimiento, en la calle Nueva, supuso la paralización del proyecto de urbanización y la intervención y estudio arqueológicos a cargo de Monzón y Martínez González. 

Los trabajos permitieron documentar un total de 13 silos y 11 cubetas o fosas de funcionalidad indeterminada, «estructuras todas ellas excavadas en el terreno natural, durante el período medieval», indica Fabiola Monzón, quien recuerda que las características de los silos determinan su uso como almacén de víveres, principalmente de cereal, utilizados como reserva para tiempos de cosechas irregulares. «Este hecho da muestra del proceso de reestructuración de los paisajes rurales, donde las comunidades campesinas van tomando cierta estabilidad que les permite abordar la organización de sus actividades productivas», añade. Además, en el interior de los silos, que estaban colmatados por un sedimento de color negro, se recuperaron fragmentos cerámicos de tipo común de mesa y cocina, elaborados a torno. 

El interés de la junta vecinal por datar esos restos fue decisivo para enviar varios trozos con líneas pintadas en rojo al laboratorios estadounidense. Para el joven alcalde de Castrillo, Diego Sancho, muy interesado en todo lo que tenga que ver con la historia local y su puesta en valor, se trata de una noticia de gran interés para el pueblo «que «ayuda a conocer sus orígenes», mientras Monzón hace hincapié en que ese conjunto de estructuras subterráneas se puede relacionar con un asentamiento poblacional estable en el territorio de Castrillo «al menos desde el siglo VIII». 

La arqueóloga resalta que el estudio de esta área «ha supuesto un conocimiento del espacio agrícola asociado con el poblamiento en los siglos altomedievales hasta ahora no constatado en la localidad, hecho que ha contribuido a ahondar en el origen de esta aldea». En este contexto, recuerda que las primeras referencias documentales hablan de Castrello de Muça, en el año 1029 dentro de un manuscrito del Monasterio de San Pedro de la Peña. 

Y así, la arqueóloga añade que es muy posible que los restos hallados tengan relación con el antiguo poblado de Barrusio o Barriuso, localizado al suroeste del área de actuación. Este enclave sí está inventariado y cuenta con una necrópolis de época pleno-bajomedieval y con los restos de la antigua Iglesia de Nuestra Señora o Santa María, de la que se conservan referencias en los ‘Acuerdos, nombramientos y obligaciones del Concejo de Castrillo de Murcia 1637/1654’, y en la documentación depositada en el Archivo Diocesano de Burgos. 

Esta fase altomedieval se vincula el hallazgo de un punzón de tejedor en hueso relacionado con la actividad textil, recuerda Monzón. «A siglos de distancia, esta labor aparece recogida con posterioridad, a partir del siglo XVI, en las fuentes documentales de Castrillo de Murcia», añade.

Como es preceptivo, una vez estudiado el yacimiento y conservadas las piezas halladas, se procedió a taparlo para continuar con el proyecto de urbanización de la plaza previsto, que ya está finalizado. Diego Sancho afirma que la intención municipal es instalar en la nueva plaza un panel informativo sobre el yacimiento para dar fe de su existencia.