El Diario de Delibes

R. PÉREZ BARREDO
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El Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y Diario de Burgos inauguran el miércoles en el Palacio de la Isla una muestra sobre la relación del escritor con el diario decano

El Diario de Delibes

La relación de Miguel Delibes con Burgos fue especialmente estrecha por Sedano, el pueblo que el escritor escogió como el suyo, el paraíso al que no dejó de acudir ni un solo verano desde que, en 1958, se construyera allí su primera casa -luego llegarían el refugio en el que siempre escribía y la gran casona que con tanto amor decoró su esposa Ángeles de Castro, la señora de rojo-. Pero el universal escritor castellano también mantuvo un vínculo especial con Diario de Burgos, y Diario de Burgos con él. Sobre esta relación tan especial versa la exposición que desde este miércoles podrá contemplarse en el Palacio de la Isla de la mano del Instituto Castellano y Leonés de la Lengua y Diario de Burgos con motivo del centenario del nacimiento del autor de El camino.

La muestra, cuyo concepto ha ideado ese genio llamado Asís G. Ayerbe, ofrecerá una visión caleidoscópica de la huella de Miguel Delibes en el periódico decano de la provincia que sorprenderá a muchos. Así, para muchos burgaleses será una sorpresa saber que Delibes fue columnista de Diario de Burgos durante cinco años, entre 1956 y 1960. Sus textos tenían una periodicidad mensual. Aparecían en la contraportada del periódico, y su pluma se alternaba con las de otros grandes del género, como Julio Camba o Francisco de Cossío. Cuando Delibes inició su relación periodística con Diario de Burgos ya había ganado el Premio Nadal (La sombra del ciprés es alargada, 1947) y publicado algunas de sus novelas esenciales (El camino, 1950; Mi idolatrado hijo Sisí, 1953), pero su meteórica carrera como novelista aún estaba por despegar. Sin embargo, su rampante notoriedad llamó la atención de otros periódicos más allá de la que siempre fue su casa, El Norte de Castilla.  

Los visitantes podrán leer algunos de esos textos, que abordaban asuntos muy variados: Castilla, los castellanos y males como la despoblación de esta tierra que él ya denunciaba antes de que se hiciese más visible la hoy tan cacareada España vacía; el progreso en todas sus manifestaciones (y consecuencias); el deporte (además de sus favoritos, la caza y la pesca, opinaba sobre el fútbol y el ciclismo que tanto amaba); también la literatura, especialmente la novela, era asunto que le gustaba analizar; la naturaleza en una dimensión casi cósmica; y lo cotidiano, ese territorio de las cosas cercanas en las que se elevaba, siempre, su gran obsesión: el Hombre.

Asimismo, la muestra permitirá comprobar cómo Diario de Burgos, que pronto consideró a Delibes como un paisano más, se hizo eco de cada una de sus novedades editoriales o de cada galardón recibido por el autor de Las ratas, y descubrirá un sinfín de artículos y entrevistas de los que fue objeto el escritor y periodista a lo largo de las décadas. La exposición mostrará también imágenes del novelista procedentes del archivo fotográfico de Diario de Burgos. Y adentrará al espectador en la intimidad del periodista y escritor: uno de los espacios de la muestra recrea el refugio de Sedano, el obrador del genio. La relación que mantuvo Delibes con el cine fue muy estrecha.Así, otro de los espacios dará cuenta de ésta con fotografías y recortes del periódico centrados en los escenarios de la películas rodadas en Burgos. 

Y como la relación de Delibes con Burgos comenzó a través de Sedano, este precioso pueblo y su entorno también tienen un espacio reservado en la muestra. En Sedano, «pequeño pueblo de Burgos, donde la gente llega a vieja comiendo manzanas y miel», Delibes escribió, cazó, pescó, jugó al fútbol y al tenis, montó en bicicleta y fue uno más entre los sedaneses, que siempre sintieron un enorme orgullo por contar con un vecino tan especial. Esa relación sentimental también tuvo cabida en Diario de Burgos, eco de las estancias del periodista y novelista en el pueblo, portavoz tantas veces de la alegría que constituía cada verano la llegada de los Delibes, testigo del dolor inmenso que para los vecinos supuso la temprana desaparición de Ángeles. No hay Delibes sin Sedano; no hay Sedano sin Delibes. 

Para interactuar. La exposición Miguel Delibes y Diario de Burgos pretende implicar al espectador. De esta manera, habrá postales dispuestas por varios espacios con un fin concreto: que el visitante pueda escribir lo que quiera sobre Delibes en ellas antes de depositarlas en los buzones que se han creado para la ocasión.Además, tendrá el visitante la posibilidad de hacerse fotos de recuerdo con sendos fotocall: uno, con la librería de cabecera del escritor y otra, con éste junto a su querida bicicleta. Y habrá sorpresas que atraparán al espectador, que lo introducirán en el mundo Delibes, repleto de literatura, humanidad, hondura y pasión.