La revuelta de los residentes

G.G.U.
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Raquel Gil y Estrella Varga, graduadas en Enfermería y en Medicina, son dos de los miles de opositores que claman contra la elección telemática de plazas de especialización. En este reportaje explican por qué

Estrella Varga (izda.) quiere especializarse en Oncología y Raquel Gil en enfermería ginecológica. - Foto: Alberto Rodrigo

Raquel Gil aspira a una de las 401 plazas ofertadas este año en Enfermería Ginecológica y Obstétrica porque le gustaría ser matrona y, de hecho, se quiere especializar en Bilbao. Estrella Varga quiere una de las 138 plazas que se han convocado para Oncología Médica, aunque aún no sabe en qué hospital quiere hacer la residencia. Las dos sacaron buena nota en el examen que regula el acceso a la Formación Sanitaria Especializada en España -imprescindible para trabajar en la sanidad pública- y otros años no hubieran tenido problema para conseguir la plaza que quieren, pero ahora todo es una incógnita. Incluso el proceso de elección. Y la escasa información oficial que ha trascendido, ha provocado una reacción desconocida entre los opositores.

Estrella Varga y Raquel Gil ponen voz en Burgos a esos miles de jóvenes médicos, enfermeros, farmacéuticos, psicólogos y biólogos que han aprobado el examen y ahora creen vulnerado su derecho a un proceso justo por la imposición del sistema de elección telemático por parte del Ministerio de Sanidad. Según la orden publicada en el BOE del 15 de mayo, esto significa que los aspirantes a residente tienen que preparar una lista con «todas las plazas a las que desee optar la persona interesada, por orden de preferencia» y presentarla «hasta doce horas antes del inicio de la sesión en la que la persona haya sido citada para el acto de adjudicación de plazas». A partir de ese momento, no se puede modificar.

Lo habitual es que cada día escojan plaza unas 700 personas (350 por la mañana y 350 por la tarde), por lo que la fórmula del Ministerio obligará a los aspirantes a preparar por adelantado y a ciegas una lista con cientos de opciones.

«Habrá muchas que igual no te interesen especialmente, pero, por si acaso, las pones. Y luego no hay manera de ratificar o denegar la plaza en el acto», explica Varga. Gil añade que de esta manera es imposible adecuar en tiempo real los intereses personales con las plazas que van quedando «y si en tu propuesta no incluyes lo que queda, te quedas fuera. Con este sistema tienes el riesgo de quedarte fuera después de haber aprobado el examen».

La crítica es compartida, no solo por los miles de aspirantes a residente que se han manifestado varias veces a través de Twitter, sino por organizaciones profesionales como el Colegio de Médicos de Valladolid, el Colegio de Enfermería de Burgos, que hoy ha pedido la modificación de este procedimiento, o la Consejera de Sanidad de Castilla y León, Verónica Casado, quien dijo que con el sistema telemático «sí se limitan de alguna manera las posibilidades de elegir. Nosotros creemos que debe haber mayor garantía y equidad».

Las dos burgalesas explican a este periódico que la fórmula telemática no es nueva, otros años se usaba en la adjudicación de plaza de las personas que vivían en el extranjero. Pero ahora se ha replicado, tal cual, a todos los aspirantes. «Un sistema informático se puede colgar o bloquear, tiene que haber una fórmula que permita subsanar errores en el momento», dicen.

Alternativa. Ese también es un punto de vista común, por lo que todos los aspirantes a la Formación Sanitaria Especializada han consensuado un documento en el que proponen que se busque una fórmula alternativa en la que haya presencia física. «Entendemos que en estas circunstancias no podemos ir todos al Ministerio de Sanidad a la vez, pero creemos que se puede hacer, en grupos reducidos, en las Subdelegaciones del Gobierno», dicen. 

Si esto no es posible, estarían de acuerdo con una elección a distancia, siempre y cuando «puedas confirmar o denegar la plaza de alguna forma y subsanar errores en tiempo real». Y, por si acaso esto también fuera imposible, plantean una tercera opción telemática, pero con tandas de elección más reducidas «de cien en cien personas o solo en turno de mañana» para poder adecuar al máximo la lista cerrada de peticiones a la oferta de plazas. 

Los firmantes se examinaron a finales de enero y siguen sin saber siquiera cuándo escogerán plaza y cuándo se incorporarán. Todo apunta a que la adjudicación sería en julio, por lo que Varga y Gil preguntan si no es contradictorio permitir que alguien se tome unas cañas en la calle mientras a ellos se les deniega la posibilidad de elegir con la máxima garantía su futuro profesional. «Nosotras tenemos buen número, pero la palabra que define a esta convocatoria es incertidumbre y hay que garantizar una elección justa. Todos nos hemos ganado la plaza», concluyen.