El SARS-CoV-2 circula con velocidad creciente según avanzan los días, como prueba que la Junta informara ayer de 16 nuevas infecciones confirmadas mediante PCR el miércoles, frente a las 6 del martes. De estos nuevos positivos, cuatro corresponden al primer brote de Aranda -quinto de la provincia- declarado ayer y con el estudio de contactos apenas iniciado, por lo que podría aumentar. De igual forma, a última hora de este jueves se estudiaba otro posible foco de contagios en la capital, donde ya hay otros tres activos con 15, 9 y 2 casos asociados, respectivamente. El de Miranda, con origen en la empresa Galvaebro, seguía contenido en 9 afectados, pero hay más personas pendientes de la prueba.

En la provincia hay más de cien personas implicadas en el seguimiento epidemiológico -los rastreadores-, de los cuales la mayoría son profesionales de Atención Primaria, aunque no todos tienen dedicación exclusiva a esta materia. Así, cada vez que se confirma un positivo -muchas veces por casualidad, al hacerse una PCR por motivos laborales, previa a un viaje o a una operación- el afectado rellena una encuesta en la que especifica con quién ha estado en las 48 horas previas y en qué circunstancias. Anota sus teléfonos y, en caso de que se consideren sospechosos de haberse contagiado, los rastreadores los llaman para que se hagan la prueba diagnóstica.

Así se traza la cadena epidemiológica de cada ‘paciente cero’ para determinar si ha generado un brote -a partir de tres casos vinculados, salvo en residencias de ancianos y personas con discapacidad, donde basta uno- o si es uno de los muchos casos ‘sueltos’ que afloran en este momento de la pandemia. 

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