Los hosteleros de Miranda llevan meses pidiendo medidas para paliar la bajada de actividad en sus negocios, por las limitaciones que sufren para frenar el coronavirus. La utilización de la calzada para colocar terrazas y la instalación de carpas representan dos de las concesiones más demandas por un sector al que la crisis golpea con fuerza. «Las medidas gracias a Dios han llegado», reconoce el presidente de los hosteleros, Pepe Rey, que cifra en «unos 120 bares pequeños» los que se beneficiarán de la colocación de mesas en zonas de aparcamientos y solo dentro del colectivo, calculan que las peticiones ocuparán  «unas 90 plazas», por lo que la previsión marca que se suprimirán más de un centenar.

La autorización del Ayuntamiento de Miranda se ha producido con un informe en contra de Policía Local por las terrazas, ya que se considera que no se cubren las medidas de seguridad, pero el equipo de gobierno ha dado el paso con el respaldo unánime del resto de grupos. Así  lo destaca el concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Gómez, quien espera que hoy se firme el decreto para dar cobertura legal a ambos permisos, por lo que a partir de la semana que vienen se recibirían las solicitudes y se estudiarán cada uno por separado para valorar las peculiaridades.

El responsable municipal remarca que no supondrán una mayor recaudación  municipal, aunque los hosteleros que apuesten por estas soluciones ante la crisis sí que afrontarán a una inversión. En el caso de las carpas, en la asociación han negociado con un distribuidor para que sean todas blancas -aunque la normativa no lo regulará- y rebajar el precio. Aún así, sus cálculos marcan unos 2.000 euros de gasto para una cobertura «de seis por cuatro metros que sirve para tapar  unas cuatro mesas», remarca Rey.

La posibilidad de ocupar los aparcamientos se autorizará solo mientras continúen las limitaciones de aforo en el interior de los locales o el consumo en barra, mientras que la instalación de las carpas se ve como una medida a la que no se ha puesto una fecha final, apunta Gómez, puesto que entienden que permanecerán instaladas en los meses de frío. Por su parte, los hosteleros inciden en que «son un parche y lo que queremos a futuro es una nueva ordenanza para que los cerramientos puedan ser fijos».

Para eso se necesitará más tiempo, que ahora no se tiene, porque la necesidad apremia para empezar a ver estas medidas sobre el terreno.

exigencias. El concejal apunta que marcarán obligaciones y las estructuras para tapar las mesas sí que estarán sujetas a una serie de condicionantes. En el caso de los aparcamientos, el límite a ocupar será la fachada del local y se exigirá que estén a la misma altura que la acera, algo que hasta ahora no era obligatorio, en los pocos bares a los que se había autorizado.

En cuanto a las carpas, Gómez asegura que no se podrán anclar al pavimento ni adosar a las fachadas. «Únicamente se autorizará en puntos peatonales y zonas con anchura», aclara Gómez, que añade que la superficie máxima quedará en «120 metros cuadrados» y no podrá ocupar más del 50% de la acera. De los laterales, el que esté más próximo a la entrada del establecimientos permanecerá libre «para garantizar la ventilación», pero al considerarse un lugar cerrado no se permitirá fumar. 

El punto de luz tendrá que instalarse por un profesional y el hostelero firmará una declaración responsable para garantizar la normativa. Al autorizarse una toma, no se permitirán estufas de butano, que sí que podrán usarse con las sombrillas. Además, otra obligación será dejar solo la estructura y la techumbre por la noche, para evitar ruidos a los vecinos y que se use como punto de encuentro cuando esté cerrado el local.