La UBU indulta la feria de 2013 si hay reforma pero no avala ni un año más

Á.M / Burgos
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En presupuesto. Los 300.000 euros reservados en las cuentas de este año serían suficientes para una mejora que salve estos Sampedros

Imagen de la colocación de los depósitos de agua con los que se ha practicado la prueba de carga en el tendido tres. - Foto: Alberto Rodrigo

Sin reforma no hay feria. El equipo de la Universidad de Burgos que ha analizado el estado de conservación de la plaza de toros ya ha transmitido oficiosamente sus primeras conclusiones al equipo de Gobierno. Para cuadrar las cifras habrá que esperar a que el informe esté redactado, pero lo sustantivo, lo verdaderamente trascendente, ya se ha dicho. Y no es poco.

La primera conclusión es que la plaza es recuperable. Esto es, que los daños que sufre, graves en algunos casos, no son irreversibles. Por tanto, cabe abrirla al público pero... Pero no sin antes consolidar y reparar las zonas más dañadas del coso, ya que la opción de abrir parcialmente el recinto denegando el acceso a los tendidos más deteriorados es algo que los propios técnicos consideran poco menos que una broma de mal gusto.

Así que, como ya advirtió el aparejador municipal que en enero evacuó un informe negándose a firmar el certificado de seguridad de la plaza para que se pueda celebrar la feria de 2013 en las condiciones actuales, no se puede garantizar la seguridad de las personas sin hacer inversiones.

Como ejemplo, basta decir que la Universidad ha analizado una por una todas las vigas del complejo, llegando a la conclusión que al menos el 20% de ellas, una de cada cinco, tiene daños graves que urge reparar; que otro 20% está dañado aunque menos que las más fatigadas y que el resto se encuentra en un estado relativamente bueno. Resumido, en el 40% de las vigas que sustentan la estructura hay que actuar.

La reparación de esos elementos no es sencilla. Ni tampoco barata. Requiere de personal y materiales muy concretos y eso, claro, tiene un coste. Además, es necesario reforzar elementos que corren el riesgo de desprendimiento y se requiere de la instalación de un sistema de evacuación de aguas, aunque algunas acciones, como esta última, dependerán del tiempo que se pretenda seguir utilizando El Plantío, que será lo que al mismo tiempo determine la inversión a ejecutar, si es que se decide ejecutar alguna.

Lo que no ha dicho la UBU, o mejor, no ha concretado, es el coste que tiene ahora la toma de cada decisión política, puesto que son varias las opciones que se abren para el Ejecutivo de Lacalle. Pero si bien nos las ha concretado sí que las ha ‘aproximado’. La buena noticia es que los 300.000 euros reservados en el presupuesto a mejorar el coso serían suficientes para salvar el ciclo de 2013, pero única y exclusivamente el de 2013. Ni uno más.

Los costes

La primera posibilidad pasaría por hacer lo justo para lograr ese objetivo. Si se trata de eso, y solo de eso, las actuaciones mínimas implicarían una inversión que no excedería en ningún caso los 300.000 euros. El canon que cobra el Ayuntamiento a la empresa adjudicataria de la plaza es de 80.000 euros, lo que significaría destinar la diferencia a fondo perdido para colgar los carteles de 2013 en El Plantío.

El segundo escenario posible es invertir para que la plaza sea viable a más largo plazo. En ese supuesto, lo primero sería ejecutar la inversión imprescindible este año y, terminada la feria, continuar ejecutando mejoras hasta alcanzar una inversión superior a los dos millones de euros. En este escenario habría que entrar en cuestiones como la evacuación de las aguas, el cambio de las puertas, la reforma integral de la iluminación o un refuerzo más intenso de la totalidad de la estructura. La vocación, entonces, sería la de seguir usando El Plantío durante muchos años.

Pero una decisión así chocaría de lleno con lo predicado por el PP en las últimas semanas: no invertir más que lo justo porque la previsión para la plaza es su desaparición para ser sustituida por un Arena multifuncional.

Lo ¿imposible?

El último de los escenarios es clausurar El Plantío y ahorrarse las inversiones. Eso sí, que entre en lo posible no significa que se deba al dinero que requiere la consolidación. Siendo este un factor determinante, hoy por hoy hay otro mucho más trascendente: el tiempo.

La UBU no entregará su dictamen por escrito hasta, en el mejor de los casos, la próxima semana. Con él en la mano, el equipo de Gobierno explicará los pormenores de las patologías y riesgos detectados a los colectivos taurinos de la ciudad. Y después tomará una decisión. Suponiendo que eso se haga a una velocidad inusual, antes de mediados de marzo no se podría poner en marcha la maquinaria para contratar las obras.

Si se opta por cualquiera de las dos primeras opciones, lo primero que hay que hacer es encargar la redacción de un proyecto para poder ejecutar las mejoras, más allá de cuál sea el alcance de las mismas. Con el optimismo por bandera, se podría disponer de él en abril. Después habría que convocar un concurso público para licitar la reforma y adjudicarlo cumpliendo los protocolos que dicta la Ley. Ya es mayo y todavía no se habría movido una piqueta.

Pero aún así, la Ley abre procedimientos (como la vía de urgencia) que podrían acortar los plazos y hacer posible la reforma. Antes,  toca tomar una decisión estrictamente política.