Tengo ganas de derbi. Muchas. Se acrecientan a medida que se acerca el domingo. Y ya no queda nada. Además, El Plantío puede estar a reventar. Ojalá mañana, pero también muchos más días esta temporada. ¡Alrededor de 10.000!, dicen. Serán sobre todo blanquinegros, pero también unos cuantos rojillos, juntos en el Fondo Norte y entremezclados por todo el estadio con el público local, aunque no podrán compartir bocata ni pitillo.

No está permitido comer ni beber y la mascarilla sigue siendo obligatoria, pero la buena evolución de la pandemia por fin permitirá este fin de semana la vuelta sin límite de aforo a las gradas y, por consiguiente, la bienvenida a las aficiones visitantes... para satisfacción del sector hostelero y de la economía local. Los primeros en venir serán los vecinos de Miranda y han de ser bienvenidos.

El Plantío ya vivió hace unas semanas su primer derbi, regional y ante el Pucela, y aun sin seguidores blanquivioletas, el comportamiento de unos pocos de aquí dejó mucho que desear, con faltas de respeto al rival y destrozos en la grada. LaLiga ya tomó nota entonces, esperemos que no tenga que volver a hacerlo ahora.

Por primera vez en la historia, dos equipos burgaleses se verán las caras en el fútbol profesional y eso ya es motivo de celebración. Ojalá sea el primero de muchos más derbis en Segunda y ojalá sea una fiesta. Igual que la vuelta en Anduva (yo ya voy reservando el segundo fin de semana de abril).

Me gusta el fútbol. Mucho. Además desde bien pequeño, y aunque con los años uno pierde parte de ilusión, partidos como este la despiertan de nuevo. Tengo ganas de ver a este descarado y atrevido Mirandés y enfrente espero a un motivado e inspirado Burgos, como ante el Valladolid. ¡A disfrutarlo! Y que gane el que hoy más lo necesita.