Guadalajara, un rival con muchas dudas

J.A.D.C.
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Recibe mañana sábado al Blasgón y Bodegas Ceres a puerta cerrada y tras cambiar de entrenador

Alberto Suárez dialoga con De Novais durante el pasado encuentro de liga en casa ante Huesca - Foto: Christian Castrillo

Escenario de total incertidumbre mañana sábado en el pabellón David Santamaría de Guadalajara para el Blasgón y Bodegas Ceres. Y es que, a la noticia de que los arandinos deberán enfrentarse al conjunto local a puerta cerrada por el aumento de restricciones en la capital alcarreña fruto de un repunte en la incidencia COVID, se une ahora el conocimiento de que la entidad castellano-manchega recibirá a los pupilos de Alberto Suárez con relevo en el banquillo.

Concretamente, el de Mariano Ortega, cesado por sorpresa ayer jueves, y que será sustituido por el ex entrenador de Sinfín Santander Rodrigo Reñones para lo que resta de temporada. Una decisión de última hora que podría alentar cambios en el planteamiento con el que Guadalajara busque recibir sobre la pista al equipo arandino, pero que, como ha advertido el propio Alberto Suárez, no cree que lleguen a suceder. «No va a dar tiempo a que Reñones cambie gran cosa», ha valorado el gijonés en un discurso en el que, como conocedor de la materia, ha destacado que «hoy (por el jueves), estaba viajando, por lo que le sólo le quedará un entrenamiento para intentar algo. Y cuando llegas así de apurado, lo mejor es, o no tocar nada, o tocar lo mínimo para no meterte en líos».

Lo que sí predice Suárez que suceda con la llegada de su homónimo a tierras alcarreñas, no obstante, es una pequeña revolución positiva en la mentalidad de los jugadores morados de cara a la cita. La irrupción de «esa chispa que se da cuando hay un cambio de entrenador», añade, y que hace que «vuelva la ilusión». Más aún, ante una situación inesperada por Guadalajara como es verse cerca del descenso, y con la que no contaba.

Debido a ello, aventura, el partido se antojará un reto «complicado» para sus pupilos. Por ello, valora, y por tratarse el Santamaría también de una pista adversa en la que los ribereños únicamente han logrado ganar una vez.