Burgos Acoge detecta 31 casos de discriminación

Ángelica González
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La asociación lamenta que las personas extranjeras hayan normalizado estas situaciones: «No les gustan pero conviven con ellas»

Burgos Acoge detecta 31 casos de discriminación - Foto: Luis López Araico

La entidad Burgos Acoge, de apoyo a las personas migrantes, además de ofrecer todo tipo de asesoramiento e información a quienes vienen a la ciudad desde otros países con el objetivo de encontrar una vida mejor, está muy al tanto de los focos de discriminación y racismo que se pueden producir. Así, está incluida, como parte de la Red Acoge en todo el país, en el Programa de Igualdad de Trato y No Discriminación, una suerte de observatorio sobre malas prácticas que puedan producirse. En los dos últimos años, este trabajo de vigilancia ha hecho que sus trabajadores sean conocedores de hasta 31 casos de discriminación hacia colectivos migrantes en Burgos, 16 en 2017 y 15 en 2018. Además, en esos dos años recibieron 17 quejas individuales de otras tantas personas que consideraron haber sido víctimas de algún acto racista, 6 en 2017 y 11 en 2018.

Los ámbitos en los que suelen producirse esta situaciones son, mayoritariamente, la vivienda -a la hora, sobre todo, de formalizar un alquiler- o el empleo, ya que aún se encuentran ofertas en las que se discrimina a las personas por su origen o su aspecto racializado. Azucena Simón, responsable del programa, asegura que además de la treintena de casos que constan en su registro están convencidos de la existencia de alguno más aunque no han podido ser documentados: «Somos conscientes de que existen situaciones de discriminación que no se ponen en conocimiento porque muchas personas migrantes las han normalizado. Un ejemplo es el hecho de que entren en un establecimiento comercial y que, por su aspecto externo, sean sometidas a una persecución por  pensar los propietarios que van a cometer algún hurto. No les gusta que pasen estas cosas pero han aprendido a convivir con ellas».

Por eso, desde la asociación realizan sesiones de formación a grupos de migrantes en las que les hacen conocedores de que son sujetos de derechos y también las llevan a centros escolares para explicar al alumnado de Secundaria cuestiones básicas sobre la convivencia y la aceptación del fenómeno migratorio. (Más información en edición impresa)