La inmunidad en sus manos

A.G.
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Un equipo de 26 enfermeras, apoyadas los fines de semana por compañeras voluntarias, se está encargando de vacunar a toda la población en jornadas de trabajo que a veces son maratonianas para que todo el mundo se pueda enfrentar a la covid

Las enfermeras Lorena García, María Arroyo, Silvia Casado y Pedro Pérez forman parte del equipo de vacunación contra la covid. - Foto: Valdivielso

El pasado miércoles fue el primer día en el que la vacunación contra la covid se llevaba a cabo en el polideportivo de El Plantío. Los preparativos de la feria taurina de los Sampedros habían arrancado ya en el Coliseum y fue necesario pasar los trastos al nuevo recinto. Pero nada hacía sospechar que el sitio era desconocido para el equipo de enfermeras que desde el pasado mes de diciembre se encarga de las labores de inmunización. Con mucha agilidad iban tomando los datos de los pacientes, les hacían pasar tras un biombo, les pinchaban y les aconsejaban reposar quince minutos antes de marcharse. El engranaje, en marcha desde hace casi medio años, funcionó a la perfección.

26 profesionales elegidas específicamente para esta labor forman el grupo de vacunación y son apoyadas los fines de semana, cuando se hacen llamamientos masivos, por compañeras voluntarias de los centros de salud. Desde que a las ocho de la mañana van a recoger las vacunas al Servicio Territorial de Sanidad hasta que se pinchan en cualquier punto de la provincia, estos medicamentos están siempre a cargo de una enfermera. Sus maratonianas jornadas de trabajo terminan entre las cinco y media y las seis de la tarde y ha habido algún día de vacunación masiva que han estado hasta las ocho, nada menos que doce horas: "Esto depende también de la disponibilidad que tengamos de vacunas, en función de las que lleguen así trabajamos, pero en cuanto las hay intentamos avanzar todo lo que se pueda "

Pedro Pérez, a quien la pandemia cogió trabajando en Noruega, y Silvia Casado, que antes de dedicarse a la inmunización estuvo con un contrato de rastreo de casos como refuerzo en un centro de salud, explican que su trabajo está siendo fácil porque las personas llegan muy motivadas y bastante informadas aunque alguna vez, muy puntualmente, les ha tocado lidiar con algún negacionista o con alguien "que no lo tiene claro", pero es un porcentaje bastante mínimo. En estos casos, echan mano de otra de sus funciones, que es la educación para la salud, para convencer -siempre con éxito- de que todo son ventajas con las vacunas. "Creo que, en general, todo el mundo está viendo que son seguras, ya se están poniendo segundas dosis, que pienso que también había alguna resistencia por la controversia que hubo en su día,

También han sido muy puntuales los efectos secundarios 'inmediatos' a los que han tenido que hacer frente. Es decir, que casi se pueden contar con los dedos de una mano las personas que han tenido que ser atendidas por desvanecimientos u otros eventos, casi siempre provocados por el nerviosismo o el miedo a las agujas: "Ha sido gente que viene muy tensa, que tiene miedo o que lleva todo el día trabajando o sin comer durante muchas horas, u otras que se ven más afectados por el calor que está haciendo estos últimos días pero, en cualquier caso, nada grave, apenas pequeñas lipotimias ".

Una de las muchas partes buenas que está teniendo este trabajo es la emoción que aprecian en bastantes personas que consideran que vacunarse es el final del túnel en el que nos metió la covid en aquel fatal marzo de 2020. "Conforme va bajando el rango de edad y la gente está más acostumbrada al uso de redes sociales nos dicen que si pueden hacerse fotos y no ponemos ninguna pega, el 'selfi vacunal' está permitido y únicamente se pide que no las hagan de otras personas para preservar la intimidad. pasaba con los de 90 años, lógicamente, aunque también hubo algún hijo que quiso inmortalizar el momento ", explica Pedro con una sonrisa.

Lorena García y María Arroyo no dan mucha importancia a lo que desde parece fuera de magia, ya que lo hacen centenares de veces al día: que una fina aguja traspase a toda velocidad el músculo deltoides sin que el interesado prácticamente lo note: "Cualquier estudiante de Enfermería sabe hacerlo y nosotras tenemos ya años de experiencia. Por otro lado, la rapidez con la que se pincha que ver con que se inocula una cantidad pequeña de líquido; si fuera mayor, habría que hacerlo más despacio ".

Ambas reivindican, como el resto de sus compañeras, la labor de una profesión que creen que todavía no está reconocida suficientemente: "Con la pandemia sí que se vio quiénes somos y lo que hacemos pero aún pienso que ha de visibilizarse muchísimo más porque tenemos gran importancia en muchos campos; en Primaria, por ejemplo, en la educación para la salud y en la prevención de enfermedades".

"CON MUCHA ILUSIÓN". Para ellas está siendo también muy especial participar en un momento histórico de la sanidad española poniendo coto a una enfermedad que ha sido tan sangrante. "Cuando empezamos lo vivimos con muchísima ilusión porque estamos poniendo nuestro granito de arena para que esto se acabe de una vez y estamos participando en una cosa muy importante, de esas que van a quedar para la historia", dice Lorena, que durante la pandemia estuvo trabajando en dos hospitales de Madrid. Su compañera María, que estaba de enfermera de área haciendo guardias y luego como rastreadora, recuerda la ilusión con la que eran recibidas en las residencias de ancianos cuando a finales del año pasado comenzó a vacunarles: "Los mayores lo pasaron tan mal que se alegraban muchísimo de que estuviéramos allí ".

En el capítulo de anécdotas destacan dos: la pregunta, bastante frecuente, de si después de la vacuna se pueden dar una ducha ("sí, por favor, y antes también", piden estas enfermeras) y el famoso bulo de que la vacuna está imantada: "Nos contaron unas compañeras que un señor vino con un imán". Otras preguntas más o menos singulares tienen que ver con que si después del pinchazo se puede hacer deporte o beber ... pero no agua precisamente: "Siempre es mejor no beber, eso está claro, pero tampoco pasa nada".

Y cuando terminen la campaña de vacunación volverán a las bolsas de trabajo ya la inestabilidad laboral: "Aunque con la pandemia sí que han sido algo más largos, hasta que llegamos a tener un contrato fijo pasan muchos años", recuerdan.