El ansia de aire libre multiplica los accidentes en el campo

H.J.
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Entre marzo y mayo, el Servicio de Emergencias 112 atendió 30 incidentes de senderistas, ciclistas o motoristas en la provincia de Burgos. La Guardia Civil subraya que "la mayoría son evitables"

Rescate realizado este pasado fin de semana a un ciclista en Poza de la Sal - Foto: Base Helicóptero Burgos

Subir a Neila en zapatillas y vaqueros, empezar a trepar por las laderas y toparse con nieve y hielo hasta quedar atrapados. Ascender al Mencilla a mediodía, sin tiempo material para volver antes del ocaso, separarse en varios grupos y acabar perdiéndose, con un gran susto y trasladados al Hospital de Burgos con hipotermia y pérdida de sensibilidad en manos y pies.

Son ejemplos reales de rescates en montaña ocurridos en los últimos meses en la provincia de Burgos. Porque nos sueltan la rienda y nos venimos arriba. El fin del estado de alarma y de las restricciones de movilidad, junto a la preferencia por practicar actividades al aire libre derivado de la pandemia, está incrementando los accidentes en el campo a lo largo y ancho del territorio provincial.

Se trata de un espacio especialmente complejo por su extensión, por la dispersión de las poblaciones que genera miles de metros cuadrados deshabitados, con dificultades de comunicación y con una orografía muy irregular salpicada de áreas montañosas en las que se concentran los problemas, en muchos casos evitables manteniendo precauciones básicas.

La estadística del Servicio de Emergencias 112 refleja cómo, entre los meses de marzo y mayo de este año, se han atendido un total de 30 incidentes de personas a pie o en moto que han sufrido accidentes en el entorno rural. En el mismo periodo del ejercicio 2019, el último previo a la pandemia, fueron 24, y en 2020 solo se registraron 15, todos ellos concentrados en mayo cuando se levantó el confinamiento domiciliario.

Los números que maneja el 112 durante esta primavera revelan que 9 de ellos han sido los llamados "incidentes sanitarios en lugares públicos", siempre limitados al ámbito rural. Los ciclistas de montaña (por caminos o vías verdes fundamentalmente) y los senderistas protagonizan buena parte de ellos.

A estos hay que sumar dos personas desorientadas, seis rescates puramente centrados en la montaña y 13 accidentes de moto, bien por caídas o bien por colisiones con turismos aprovechando los días de buen tiempo y el placer de recorrer las carreteras secundarias.

El perfil de las víctimas es el de un varón (en 21 de los 30 incidentes), de edades comprendidas entre los 24 y los 63 años, aunque hubo un caso con dos menores implicados. En cuanto al día de la semana, la gran mayoría se producen en sábado, seguidos del domingo y en menor medida de los viernes.

Merindades y Demanda. Y las zonas más habituales de este tipo de problemas se concentran, como parece lógico, en los sistemas montañosos de La Demanda y Las Merindades. Es habitual la aparición en los partes de Espinosa de los Monteros, Villasana de Mena, Urrez, Pradoluengo o Santa Cruz del Valle Urbión.

El accidente más grave de todos los registrados a lo largo de esta primavera tuvo lugar el sábado 13 de marzo, cuando un montañero de 63 años que era miembro del Club de Montaña de Pradoluengo perdió la vida al accidentarse en el Pico San Millán (sierra de La Demanda) tras caerse por una fuerte pendiente situada a 300 metros de la cumbre.

En todos los incidentes intervino el 112, como Servicio de Emergencias que coordina todas las actuaciones y que moviliza a Bomberos, Protección Civil o ambulancias según sea necesario. Y además, en alrededor de la mitad, tuvo presencia la Guardia Civil.

Pablo Palacín, de la Oficina de Comunicación de la Benemérita, explica que "cuando se recibe una llamada, directamente a nosotros o a través del 112, en un primer momento se desplaza la patrulla más cercana al lugar o, dependiendo de la gravedad y de las circunstancias meteorológicas, una segunda patrulla". Si el incidente resulta de especial enjundia, los agentes deben solicitar la intervención del Equipo de Rescate e Intervención en Montaña (EREIM) o del helicóptero tanto para la búsqueda como para la extracción de las víctimas de un siniestro, el primero con base en Ezcaray y el segundo en Agoncillo, (ambos en La Rioja), aunque su ámbito de actuación comprende toda la provincia de Burgos.

En el lugar de los hechos, los servicios de rescate se suelen encontrar con "una mayoría de accidentes en montaña o en campo abierto, que suelen ser debidos al fallo humano y son evitables".

Porque las causas, siempre generalizando, suelen hallarse en un desconocimiento del terreno, en una meteorología cambiante cuyo peor enemigo es la niebla, la inexperiencia de los caminantes o ciclistas y una sobreestimación de las capacidades propias.

"Siempre decimos que a la montaña no solamente se sube, sino también hay que bajar. Así que deben reservarse fuerzas y tiempo para poder lograrlo", subrayan en la Guardia Civil.

El móvil como primer rescatador. A la hora de afrontar un auxilio en montaña, subrayan los expertos, el principal problema es la gran extensión de terreno a la que se enfrentan los rescatadores. Buscar a un senderista perdido en medio del monte, sin indicaciones precisas, es como hacerlo con una aguja en un pajar. Pero eso ocurría antes.

Ahora los teléfonos móviles permiten acotar muchísimo el campo de actuación. Si la víctima tiene conexión de datos, existen aplicaciones que permiten no solo mostrar la posición al usuario sino también enviarla a los servicios de emergencia (el propio Whatsapp tiene esa función), y si al menos tiene cobertura de voz su llamada se puede triangular con los repetidores más cercanos y aproximar bastante la posición.

La Guardia Civil recomienda instalarse la app Alertcops, que incluye un servicio de alerta y "permite comunicarse de manera precisa, gratuita y rápida con las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, a los que también se puede enviar mensajes localizados de emergencia".