Cuando las carreteras volaban

H.J.
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Los grandes ejes de la provincia de Burgos, construidos entre los años 80 y 90, se solventaron cada uno de ellos en un lustro y siguen constituyendo la red principal

Estreno del Nudo Landa en el año 1984, una de las primeras grandes obras viarias de la provincia. - Foto: FEDE

Hubo un tiempo en el que el horizonte a corto plazo al que aspiraba Burgos no era poder inaugurar en tres años un tramo de autovía de 12 kilómetros, sino una conexión entera con una capital vecina a más de 100 kilómetros de distancia. Eran los años del despegue de todo el país en materia de infraestructuras y la provincia los aprovechó muy bien.

Entre finales de los años 70 y principios de los 2000, el territorio burgalés quedó vertebrado con cuatro grandes ejes viarios: primero el peaje Burgos-Armiñón y después las autovías gratuitas Burgos-Madrid, Burgos-Valladolid y Burgos-León. Ahora parece mentira, pero ninguna de ellas tardó más de seis años en terminarse desde que se inauguró su primer tramo hasta el último.

La más veterana fue la autopista que comunicó la capital con el País Vasco. Sus tramos se fueron estrenando entre 1978 y 1981. Poco después, por cierto, quedó inaugurado el primer tramo de la BU-11, el Nudo Landa que vio la Luz en 1984.

La entrada de España en la entonces Comunidad Económica Europea conllevó un avance sideral de todo el país en materia de carreteras, que en el caso de Burgos se reflejó directamente en dos grandes obras: la A-1 entre San Agustín de Guadalix (al norte de Madrid) y el Landa se estrenó entre 1987 y 1992, mientras que la A-62 entre Villagonzalo Pedernales y Valladolid se puso a disposición de todos los conductores entre 1990 y 1993. Fueron dos desdoblamientos de las viejas nacionales a velocidad de vértigo.

Finalmente, entre 1997 y 2003, la Junta de Castilla y León construyó la autovía autonómica Burgos-León. Quedaron sin ejecutar los accesos a las dos capitales que han entorpecido su uso durante muchos años, pero el resto del trazado entró en servicio en solo seis años.

Las administraciones siempre alegan que las infraestructuras actuales exigen muchísimas más garantías jurídicas y técnicas en materia de expropiaciones, contratación y ejecución. Que hay mil controles y exigencias normativas que antes no entorpecían tanto la construcción de una carretera. Pero más allá de esta circunstancia innegable existe una falta de interés político en la ejecución de grandes inversiones que la provincia de Burgos lleva arrastrando desde principios de este siglo, mientras otros territorios siguen disfrutando del progreso en forma de grandes infraestructuras.