Borja I 'El Rescatador'

H.J.
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El nuevo presidente del PP de Burgos ha incorporado a su Junta Directiva, que ayer se constituyó formalmente, a afiliados que parecían defenestrados. Entre ellos, los exconcejales Diego Fernández Malvido y Gema Conde

Unos jovencísimos Fernández Malvido y Conde charlan con el ahora consejero de Presidencia, Ángel Ibañez. Corría el año 2005 y todos eran concejales. - Foto: Luis López Araico

El Partido Popular de Burgos no está para ruidos. Al menos internos. Desde que perdió la Alcaldía de la capital, tras verse derrotado por el PSOE en las últimas elecciones autonómicas y generales (conservó la Junta gracias a Ciudadanos), ha tenido que digerir que solo desde la reconstrucción interna podrá recuperar el poder. Y en ello está Borja Suárez.

El nuevo presidente, elegido a finales de julio tras dos décadas de mandato de César Rico, tiene como principal tarea la recuperación de la moral de su tropa y para ello tendrá que hacer buena su fama de aplicar el talante conciliador a sus decisiones. Por el momento, sus primeros pasos van en esa línea, pues está ejerciendo incluso de rescatador de ilustres afiliados que estaban fuera de foco.

«Ha metido a gente que llevaba tiempo desaparecida y ello llamó la atención», cuentan desde dentro del partido, mientras expresan su sorpresa en positivo porque, a su juicio, eso demuestra que Suárez «quiere contar con todos». Eso sí, a base de agigantar el organigrama.

La Junta Directiva que salió del último Congreso Provincial, y que ayer se constituyó formalmente en el Monasterio de San Agustín, se compone de varias decenas de miembros. Entre ellos hubo sorpresas como por ejemplo el exconcejal Diego Fernández Malvido, que dejó la política activa en el año 2011, cuando Javier Lacalle no le incluyó en la lista a las municipales de aquel año y duró muy poco como presidente de la Fundación Burgos 2016.

Además de los nombres enmarcados en las vicesecretarías, y que forman parte del cuadro directivo convencional, el presidente tiene derecho a nombrar a un puñado de miembros por designación directa, sin pasar por la votación de los afiliados. Entre ellos están José María Martínez González (exalcalde de Briviesca), Jesús Fernández López (exsenador), Jorge Mínguez Núñez (exdiputado provincial y alcalde de Castrillo del Val), José Ignacio Marín Izquierdo (exvicepresidente de la Diputación y exsecretario provincial) y Gema Conde (exconcejala y exdiputada en el Congreso).

Esta última fue otra de las grandes sorpresas, también para sus propios compañeros. Desde que acabó el pasado mandato municipal, al que llegó como mano derecha de Lacalle, fue vicealcaldesa y  finalizó con una evidente ruptura tras ser apartada de la portavocía, se había desconectado hasta tal punto de mudarse fuera de Burgos. Actualmente dirige una residencia privada de personas mayores en Astorga (León) y no se la había vuelto a ver en actos de partido hasta el Congreso del 19 de julio. 

Decisión personalísima. «El nombramiento de Gema es una cuestión personal mía», explica Suárez. «Tengo una vinculación estrecha con ella y es un activo del partido, conversamos y está dentro de los que elegí como libre designación del presidente, cinco personas muy cercanas a mí y que pueden aportar mucho al partido», apunta.

A Conde y a Malvido se les vincula con el exconcejal de Hacienda Salvador de Foronda, y por tanto con una corriente alejada de la que encabeza la actual portavoz del grupo municipal, Carolina Blasco. 

De Foronda, a quien se apunta siempre como uno de los potenciales aspirantes a la Alcaldía en 2023 se planteó presentar una candidatura alternativa a la de Suárez pero renunció tras un compromiso de renovación de nombres por parte del nuevo presidente. Dice de Conde que «es un valor en el partido, es una persona honrada y para mí la honradez en política vale más que cualquier otra cosa» y no oculta su satisfacción por que pueda volver a participar de la vida interna de los populares.

Ella, sin embargo, no demuestra demasiado entusiasmo. Relata desde León que «Borja quería recuperar a gente que se había ido y que le parecía que podíamos seguir aportando. Yo le dije que no tenía interés alguno, que poco podía aportar. Estoy muy agradecida por el detalle de incluirme, por las oportunidades que me dieron de servir a mi ciudad y por las amistades que conservo de ese mundo, pero vivo muy feliz alejada de la política y no la echo nada de menos», subraya.

En el caso de Diego Fernández Malvido, la relación con Suárez también viene de lejos. Ambos coincidieron siendo responsables de Juventud cuando Diego era concejal y Borja director general de la Junta, hace 15 años. «Es una persona que ha estado muy alejada de la sede del partido, pero si le apetece, esta su casa y podrá aportar», apunta el presidente.

Cuenta el aludido que, después de mucho tiempo viviendo fuera, ha regresado a Burgos para trabajar desde aquí. «Durante estos 12 años he seguido afiliado al partido, pero nunca en primera línea y sin participar en los actos. Ahora veo una ventana abierta a la esperanza y al cambio, porque el proyecto del PP ha estado muy agotado y creo que hay cosas que tienen que cambiar». Confía Malvido en que Suárez «aproveche el momento para, por fin, hacer las cosas bien» con «mucha gestión, cercanía y propuestas claras».

Mejor tenerlos cerca. Con más o menos energías, la aportación de los ‘resucitados’ parece ser importante para el presidente. Suárez insiste en que «el partido está en una fase de crecimiento, también con gente que se ha alejado del partido y que tiene mucho que decir. A algunos les he pedido este esfuerzo porque es mejor tener a la gente cerca del partido, aunque no estén en primera línea. Tienen una trayectoria y no contar con ellos sería desaprovecharlos», concluye.

En un año y medio, cuando empiecen a cocinarse las listas municipales, provinciales y autonómicas (si no hay adelanto electoral en Castilla y León) sabremos exactamente hasta qué punto vuelven a contar quienes parecían haber desaparecido. Si su presencia obedece, o no, a la necesidad de mantener equilibrios para que los más visibles hoy en día no se confíen demasiado. O si no hay tanta estrategia ni tantos cálculos detrás, y simplemente es cierto que Borja Suárez apuesta, por encima de todas las cosas, por la calma y el consenso internos.