Castrillo de la Reina tiene estrella

P.C.P.
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La localidad logra mantener abierta la tienda de ultramarinos gracias a Esther Juanes, de Palacios de la Sierra, que ha optado por dejar la hostelería y ser su propia jefa «sin ayudas»

Esther Juanes empieza de cero en este oficio, tras aparcar la hostelería. - Foto: f2estudio

Castrillo de la Reina ha conseguido un doble objetivo con algo a priori tan básico como una tienda de ultramarinos: que se hable de la localidad hasta en Argentina y sumar una trabajadora de 30 años a su día a día, conquista con la que hoy día sueña cualquier pueblo. Castrillo ha demostrado tener tirón, con una oferta laboral por la que se interesaron más de 60 personas, y tiene además estrella, que así se traduce del hebreo Esther. 

Esta ‘mujer brillante’ ha cambiado de bando, de la hostelería a la alimentación, pero no de barrio. Toma el café al otro lado de la barra que atendía, en La Cueva de Ra, que ha pasado de ser su jefa a su vecina y una gran ayuda, así como Mariví, la anterior responsable de la tienda. Esto le ha servido para conocer a la mayoría de los que hoy son sus clientes, que también lo eran en el bar, y que no pueden estar más contentos. De hecho, muchos pensaron que nunca volverían a ver abierta la tienda y compraron en febrero como si se fuera a acabar el mundo. «Para ellos es muy importante, es una población mayor». Y también fiel, explica Esther. «Los que vienen, vienen siempre, pero yo creo que sí que hay gente que compra fuera, no ya por mí, sino de antes», añade.

EnPalacios de la Sierra, su localidad natal, el comercio conserva aún gran parte de la vitalidad de otras épocas. «Hay 2 tiendas de alimentación, carnicería, tienda ecológica, la verdad es que está bien. De cuando yo era pequeña a ahora algunos han cerrado pero se puede decir que se mantiene», recalca. 

Aunque no entiende «el revuelo» generado en torno al empleo en la tienda, reconoce que al final «ha tenido suerte» y su propuesta fue la elegida por el Ayuntamiento de Castrillo de la Reina. Su alcalde, Galo Contreras, explica que pese a los muchos interesados, al final solo se formalizaron tres ofertas y una fuera de plazo. «Recibimos un aluvión de correos. Gente que vive en una ciudad o en el extranjero y que lo daban todo por venirse a un pueblo, Pero hay que venir, y los inviernos son inviernos, cada vez menos, pero aún son duros», explica el alcalde, muy satisfecho de que finalmente Esther Juanes haya ganado el proceso. «Que haya estado por aquí antes es un plus, la gente ya tiene confianza», apunta. 

Por el momento, Esther no ha recibido más apoyos que los de Castrillo. «Y me hubiese gustado. Los comienzos siempre son difíciles, estaría muy bien una ayuda para empezar. Gente joven en el pueblo no hay mucha», recalca. 

La pandemia no le permite hacer planes, pero quién sabe sin en verano además de jefa de sí misma lo será de otros. Por el momento, ya ha cambiado su vida. «Cuando trabajas para alguien, aunque te involucres, llegas a casa y te olvidas.Pero ahora... siempre tienes que hacer algo. Yo, que nunca he hecho mucho caso al teléfono, ahora no puedo, no llego a desconectar del todo», confiesa. Sin embargo, no hay tiempo para arrepentimientos. «En algo tenía que trabajar. Era lo que había y para adelante».