Contra la maleza, actuaciones definitivas

C. SORIANO
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En el barrio del Pilar, los vecinos reclaman unos servicios más exigentes: entre ellos, ensanchar las aceras, mejorar las frecuencias del autobús y solucionar el problema de la basura

Los contenedores de basura, escasos en el barrio, no dan abasto. - Foto: Alberto Rodrigo

En los últimos años, en el barrio del Pilar han ido instalándose nuevos vecinos y, ahora, las urbanizaciones necesitan adaptarse a ello. Gustavo Miguel, secretario de la Asociación de Vecinos, cuenta que, con la llegada de gente joven con niños pequeños, las aceras se les han quedado estrechas. «Es prácticamente imposible ir con el carrito de bebé». Piden ensanchar varias de las calles, porque al problema se le suma que hay farolas y setos de algunos jardines que se comen la vía. «Dos personas no pueden ir andando juntas», se queja. «Hay sitios en los que obviamente no puedes hacer nada, y al final acabamos andando siempre por la carretera».

Otra de las reivindicaciones del vecindario es la de la parada de autobús de la calle Rosalía de Castro, que está en una curva y el espacio es más corto de lo que debería por ley. «Hay un par de personas en silla de ruedas que, a la hora de coger el autobús, tienen problemas con la rampa», explica Gustavo. La petición es la de cambiar la marquesina al final de la calle. El proyecto, según les dijeron desde el Ayuntamiento, se va a llevar adelante, cosa que ha causado molestias a algunos vecinos: «Donde queremos ponerla, la gente se queja del ruido, pero donde menos radio de acción tiene es en la nueva localización», aclara. 

Sin embargo, el transporte público no tiene tan solo ese problema en el barrio. En esa misma calle, en la salida a la de Villadiego, demandan que se ponga un semáforo porque «a pesar de que el límite sea 50, los coches vienen muy rápido». Con un semáforo se les facilitaría el trayecto a los conductores, y los vecinos están de acuerdo. En realidad, en un principio, la Asociación pedía el semáforo en la siguiente calle, en Jacinto Benavente, porque les sería más cómodo, pero «vista la propuesta de los conductores de autobús, es más lógico que lo hagan donde piden ellos».

Otra de las quejas es el de los puntos de basura: en una zona de aproximadamente 800 vecinos, solo tienen cuatro puntos donde tirar los desechos. Han pedido colocar nuevos contenedores porque las bolsas acaban sobresaliendo y tiradas en el suelo. Sin embargo, opina Gustavo, «eso es un tema también de educación, porque muchos le dan el uso que quieren». Hicieron la petición al Ayuntamiento de aumentar la capacidad, pero les contestaron que no colocarían nuevos contenedores. «No nos han dado ninguna razón, te dicen que no y punto. Que está estudiado así y que es lo que hay». Está a la vista, sin embargo, que no dan abasto. 

Cerca de esa misma calle, detrás de la Iglesia, hay una pista deportiva que ha causado quejas por su mal mantenimiento. «Es la que más se usa, y hemos demandado varias veces que se mejore pero no se ha hecho nunca nada». El pavimento está levantado y agrietado, por lo que es realmente imposible jugar en ella. A eso se le añade la maleza que crece entre el cemento y los árboles que están en los alrededores invadiendo el espacio. La Asociación pide que lo adecenten un poco porque «es una pena que esté así. Nos conformaríamos con que, por lo menos, quitaran la hierba y que, cuando haya dinero en el presupuesto, arreglen la pista». 

El problema con la maleza vuelve a estar presente en La Milanera, un camino ni siquiera asfaltado por el que los niños van andando al colegio Aurelio Gómez Escolar. «Asfaltarlo va a ser costoso, y no podemos pedir tanto», explica Gustavo. Lo que sí hacen cada año es una actuación para cortar las hierbas. El problema que tienen es que se limitan a cortar las plantas que invaden el camino:«Exigimos que se haga una actuación definitiva, que lo limpien y echen herbicida». Así conseguirían hacer la vía más ancha porque, además de los niños, son muchos los coches que pasan por el camino. El tema preocupa a los vecinos, pero la conclusión obvia es que se debería ir por otra carretera, que solo supondría cinco minutos más de trayecto. Soluciones hay muchas, añade Gustavo: «Si lo dejas para que circulen coches, debería ser para que pasen tanto vehículos como personas. Si no, pones dos pivotes y lo dejas como está».

La última petición de la Asociación es hacer reformas en el Centro Municipal. «Queremos tirar los dos despachos pequeños para poder tener una sala grande», explica el secretario. Sin embargo, lo que les urge es el tema tecnológico: los ordenadores son de hace muchísimos años y el wifi no funciona. «Esto debería tener conexión a internet para todos, pero es tan lento que da vergüenza. Lo que tenemos está totalmente obsoleto». Al final, termina Gustavo, lo que demandan los vecinos es que los servicios que tiene el barrio sean más exigentes.