Alfonso VIII, una calle imposible para los discapacitados

C. SORIANO
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Los barrios a examen (X) | La Asociación de Vecinos del barrio denuncia la situación con internet, exige el asfaltado del Camino de Villargámar y pide mejorar el entorno del Monasterio de las Huelgas. «Una silla de ruedas se queda atascada», indican

El suelo es problemático para quien tiene problemas de movilidad. - Foto: Patricia

Desde Avehupa, la Asociación de Vecinos del barrio de las Huelgas y el Parral, defienden que tienen una muy buena relación tanto con el Ayuntamiento como con la oposición. La comunicación es fluida y efectiva, «otra cosa es que las cosas requieran su tiempo», aclara Carlos Izquierdo, el secretario. «Y, a partir de la puesta en vigor de la normativa de distritos, ha sido todavía mejor, porque tenemos un cauce oficial», añade José María Álvarez, vocal de la Asociación. La agrupación nació hace apenas tres años, explican, por «responsabilidad social: no solo hay que participar sino que hay que ser responsable y llevar los problemas a las respectivas instituciones para que todo funcione». Ambos coinciden en que, poco a poco y con constancia, se van consiguiendo mejoras.

Un problema que, según cuenta Carlos, es significativo y expresa todo lo comentado es el del pasado diciembre, cuando se quedaron sin teléfono en el barrio, por lo que les fue imposible el teletrabajo causado por la pandemia. «En lugar de protestar cada uno por su cuenta hicimos una recogida de firmas, y en diez días conseguimos más de 250». Las llevaron al Ayuntamiento  para exigir que se estudiara si podía instalarse una conexión de fibra óptica y, a base de insistir, en julio les llegó la respuesta de que les habían atendido los requerimientos. «Hemos comprobado que si haces las cosas como hay que hacerlas, siguiendo los procesos, surge efecto, sobre todo si estamos unidos». Ahora tienen una petición de licencia de obra para acometer el trabajo donde se reúnan las condiciones para ello, y se estudiaría la posibilidad de llevarlas a cabo donde no se pueda canalizar.

«No es cuestión tampoco de quién está en el gobierno: tan responsable es la oposición como el Ayuntamiento», comenta Carlos. De hecho, últimamente ha habido unas reivindicaciones muy fuertes por parte del contragobierno por el tema de Alfonso VIII. «Es cuestión de que es algo mejor para todos», concluyen. El problema en esa calle es que se conserva el pavimento histórico que se construyó en 1972. La ‘leyenda urbana’ dice que no se realizan obras porque Patrimonio Nacional no da permiso: se cree que está protegido junto al monasterio que da nombre al barrio. «En realidad, el organismo no pone ningún problema si las cosas se hacen bien», aclara el secretario.

La situación «es más que incómoda», relata Carlos. En el entorno hay cuatro residencias de ancianos y el Centro de Referencia Estatal de Atención a Personas con Enfermedades Raras, donde hay mucha gente con movilidad reducida, por lo que se trata de que se realicen las obras para que sea una vía apta para todos los vecinos. «Una silla de ruedas no puede sortear todo esto, se queda atascada». Tanto el secretario como el vocal afirman que el proyecto ha ido avanzando: «De ser algo imposible, se ha acordado realizar el próximo año un concurso de ideas para sacarlo adelante». Si es algo plural y no político, defiende Carlos, las cosas irán saliendo.

Aclaran desde Avehupa que no todos los problemas son del Ayuntamiento, sino que hay cosas que corresponden a otras instituciones. «No se trata de ir contra de nadie, sino de ver entre todos qué es mejor». Por ejemplo, el Monasterio de las Huelgas, que corresponde a Patrimonio, no tiene señalización ni información y, teniendo en cuenta que dentro de los muros se plantaron unos pinos que tapan la visión del edificio, los turistas dan vueltas buscando la entrada. «Deberían estar podados. Los plantaron hace veinte años y no pensaron que iban a crecer tanto.Y ahora los visitantes se desorientan».

La última de las peticiones que hacen los vecinos es el asfaltado de la calle Camino de Villargámar. La vía no cuenta con aceras y, al haber mucho tránsito, los niños que acceden al colegio por ese camino, sobre todo cuando llueve y tienen que ir evitando los charcos, no caminan con seguridad. «Nos han contestado desde el Ayuntamiento que no pueden hacer nada, ya que es una zona que no está incluida en el plan de ordenación urbana», explica José María. Si el Consistorio se lo propusiera, se queja, podría modificarlo, porque se ha hecho otras veces y tiene la capacidad. «Lo que pasa que uno tiene que ponerse a ello».

«La filosofía no es la de ‘yo pido y ellos me dan’, sino que es más un tema de responsabilidad», concluye Carlos. Tanto él como José María tienen claro que el vecino tiene que comprometerse, y no esperar a que los de arriba les solucionen los problemas. «Si yo sé de algo que puede ayudar, tú sabes de otra cosa y un tercero, de otra, haciendo comunidad, podemos encontrarles una solución».