Un ángel de la guarda en la Vía Aquitania

I.P.
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La empresaria madrileña Alicia Fernández tiene varias rutas jacobeas en su mochila. Un día decidió pasar de peregrina a hospitalera y ahora gestiona el hospital de peregrinos de Melgar

Alicia y Luis forman un buen equipo y tiene detrás otras experiencias en poner en marcha albergues y casas de acogida en el Camino de Santiago. - Foto: Jesús J. Matías

Apenas un año después de señalizar los primeros 30 kilómetros de la Vía Aquitania del Camino de Santiago, ésta ya cuenta con un primer hospital, que no albergue, de peregrinos, un proyecto que lleva unos meses de andadura en Melgar de Fernamental y que ha sido posible gracias a la decisión y compromiso de Alicia Fernández, una madrileña que hace unos años decidió renunciar a su trabajo como empresaria de panadería y dedicar su vida a los más necesitados del camino. El hospital de peregrinos de la villa melgarense se ubica en el edificio de la congregación de la Sagrada Familia de Burdeos que hace 3 años cerró sus puertas. Ocupa dos plantas del ala derecha del edificio, y en este caso, se trata de una cesión de la congregación para este uso, ya que otra parte del inmueble lo ha adquirido la Fundación Fernán Armentález para ampliar sus instalaciones y ofrecer mejores servicios a los usuarios.

En la planta baja, el hospital cuenta con una amplia cocina, una pequeña capilla y un salón, mientras que en la primera están las habitaciones, 10, cada una con su baño, y una sala. Se da una cena comunitaria y desayuno.
Detrás de este proyecto de Melgar está la propia historia como peregrina de Alicia, que un día camino de Jerusalén en bici acabó por estas tierras. Cuenta que la Vía Aquitania -entonces ni sabía que se llamaba así- es el camino más recto, más lógico y el mejor para los bicigrinos (Alicia utiliza ese término para denominar a los peregrinos que hacen la ruta sobre dos ruedas). Recuerda que paró en Villasandino, donde los vecinos la recibieron con los brazos abiertos y donde descubrió el potencial de esta Vía en la que no había ni  un solo albergue y eso que en el propio Villasandino tuvo dos hospitales de peregrinos. «Ahí surge mi historia de amor con el Camino por estas tierras y estamos hablando de hace 5 años».

Alicia comienza a indagar con la intención de poner en marcha un hospital en la zona porque ya no solo es peregrina, sino voluntaria y hospitalera y, además, junto a Luis García, han ido abriendo hospitales y casas de acogida en Galicia y en León. Tras una etapa en León, Alicia se instaló en Melgar -su trabajo estaba en Burgos, en el Instituto Municipal de Cultural- Y cada vez que pasaba por el inmueble que habían dejado las monjas, se quedaba reflexionado y pensando en lo bien que vendría ahí un hospital de peregrinos. Así, un día se puso en contacto con las monjas, les explicó su proyecto, les pareció una gran idea y así surgió la cesión. «Esto al final es bueno para el edificio porque le mantenemos abierto y no se deteriora; nosotros pagamos los gastos», dice Alicia, que añade que los peregrinos no pagan nada. «Esto no es para hacer negocio, es un lugar para practicar la hospitalidad». Y es que Alicia incide en la idea ‘medieval’ de hospital, porque su vocación es la de acoger, atender y confraternizar, poniendo a disposición de los peregrinos enfermos, ‘perdidos’ o con menos recursos un lugar cómodo donde estar uno, dos o el tiempo que necesiten, y la posibilidad de compañía.