Un clásico para la resignación

Diego Izco
-

Se podría trasladar lo de «esto es lo que hay» al nivel del supuesto gran partido del fútbol español, el 'mejor producto' que tenemos... La mejor jornada en lo que va de torneo no incluyó ni a Madrid ni a Barça

Ansu Fati presiona a Militao. - Foto: Europa Press

La resignación en cinco palabras («Esto es lo que hay») va más allá de la sensación desoladora que inunda el Camp Nou estas jornadas. Afecta al clásico en sí mismo, ganado con todo merecimiento por el Real Madrid... pero desolador como 'espectáculo'. Un equipo deshecho, sin rumbo ni patrón, frente a otro ya hecho pero sin brillo más allá de las pinceladas de dos artistas deslumbrantes como Vinícius y Benzema. El partido nació del miedo:el Barça, porque asumía su papel inferior y una derrota lastraría mucho cualquier opción de título;el Madrid, porque podría caer ante el peor Barça del siglo, un bloque en ruinas. De tanto miedo, llamado 'respeto' para no parecer demasiado blandos, los dos equipos protagonizaron un partido sobre raíles, previsible y descafeinado. Hubo un tiempo en que aguardábamos este duelo con los caninos afilados, en que deseábamos que jugasen en Copa, en Champions... Hoy por hoy, un Barça-Madrid no llena ni el Camp Nou ni el apetito de cualquier espectador que, para ver elefantes a trompazos, prefiere ponerse La 2. 

'Jornadón'

El clásico no estuvo ni entre los cinco mejores partidos de la jornada. De una forma inesperada, LaLiga ofreció duelos excepcionales justo el día que todos los focos apuntaban al Camp Nou. Fue majestuoso el Sevilla-Levante, definido con ocho goles y un 5-3 que curiosamente echa un borrón sobre la libreta de Lopetegui (jugar a no encajar); brutal el Atlético-Real Sociedad, el verdadero partido grande de la jornada, sellado con empate, tensión, jugado con dos marchas más que 'lo' de Barcelona;abierto y divertidísimo fue el Betis-Rayo Vallecano (3-2) con alternativas y fútbol abierto, casi tanto o más incluso que el Elche-Espanyol del sábado, donde no hubo un minuto para aburrirse. Incluso el Valencia-Mallorca, donde la emoción de ver cómo un 0-2 se convertía en empate en el descuento tuvo más enjundia que un clásico claramente desmejorado:ríen en Madrid y lloran en Barcelona, pero al aficionado medio, al neutral, se le está poniendo esa cara que siempre termina con un 'bah'.