'The Hole Zero': Libertad y lujuria

A.S.R.
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Números musicales, acrobacias, humor, gamberrismo y mucha fiesta promete este espectáculo, que traslada al público a la Nochevieja de Nueva York de 1979 desde el Fórum

‘The Hole Zero’: Libertad y lujuria - Foto: Jesús J. Matías

Existe un lugar mágico donde la fiesta no tiene fin, donde a los problemas, las frustraciones y las insatisfacciones se les prohíbe la entrada, un espacio que es un estado de ánimo, un templo de libertad y lujuria, un local donde conviven estrellas y don nadies... Existe ese lugar, se encuentra a miles de kilómetros, con un océano de por medio, y un salto en el tiempo imposible de salvar. Pero a veces los sueños se cumplen y esa catedral se levanta en el escenario del Fórum Evolución, que se convierte en el mítico Studio 54 de Nueva York. En él, en la Nochevieja de 1979, se desarrolla The Hole Zero, el espectáculo que descubrirá a los burgaleses qué ocurrió antes de The Hole y The Hole 2, exitosas propuestas que también se auparon al cartel de anteriores Sampedros. La primera de las seis funciones de este año se representó ayer y continuarán hoy y mañana (19 y 22.30 horas) y el domingo (18 horas).Las entradas cuestan 20, 30 y 35 euros (hay descuentos). 

Bastan unos minutos para dejarse envolver por el desenfreno de esa última noche del año «en la ciudad que nunca duerme», para bailar, gritar y sentir la vida. Ayuda la maestra de ceremonias, Cristina Medina, que nació en un pueblo del sur de España del que, cuando se cansó de poner motes a los lugareños en la plaza, escapó rumbo a Nueva York.Aunque le hubiera gustado hacerlo sola, su conciencia, tan pequeña que se escondió en el neceser, se fue con ella. Ambas tiran del hilo de este espectáculo, que se desarrolla en un trepidante ritmo de números musicales, con la interpretación en directo de temas legendarios de los ochenta (YMCA, I’m so excited, You make me feel...); circenses, con imposibles e imponentes acrobacias y equilibrismos; cabareteros.... Todos protagonizados por personajes pintorescos y con la complicidad del público, esencial cada vez que El agujero se abre. «Hay una parte importante de cabaret en la que el espectador sube al escenario y nosotros bajamos, es un momento muy divertido», anota La bola disco (Julio Bellido), uno de los tipos que provoca las carcajadas sin necesidad de decir nada. «Que vengan abiertos, abiertos, en general», añade pícara DJ Lucy (Sharonne). «Se trata de pasar un buen rato. ¡Esto es una fiesta! Que vengan limpios, eso siempre», convienen. «Y con una muda en el bolso por si acaso», se carcajean. «Que venga la gente que tenga ganas de alegría, de vivir, de pasar un buen rato... No importa qué partido votes ni lo que pienses porque todos tenemos un instinto interno con ganas de cachondeo, no solo de pasarlo bien, sino un toque picante, un poquito de aquí, de allá y de todo. La gente que viva, que venga; la lánguida y muerta, no, ¡porque no podrá!», se ríen divertidos encima de ese escenario que simula el Studio 54. No olvidan apostillar que, como en todas las entregas de The Hole, hay mucho descontrol, sí, pero, siempre latente, sin dejarse notar y camuflado con la sana práctica de reírse de uno mismo, emerge un mensaje inalterable: «Haz lo que te dé la gana, mientras no hagas daño a nadie, disfruta de la vida porque solo tenemos una». ¡A gozar!