La celda menos amarga

F.L.D.
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Un detenido que pasó un par de noches en los calabozos de la Comisaría de Burgos agradece en una carta el trato recibido por los agentes. La Policía Nacional intenta que los arrestados estén lo mejor posible «en una situación compleja»

La celda menos amarga - Foto: Luis López Araico

La frialdad de los calabozos acongoja a cualquiera, incluso a los policías que tienen que llevar a cabo la incómoda labor de trasladar allí a un detenido. En la Comisaría de Burgos, un pasillo distribuye las dieciséis celdas que rara vez se han visto desbordadas. La ciudad es tranquila y solo se escucha silencio, lo que no siempre es bueno para el que tiene que pasar allí alguna noche. No, no es un ambiente agradable por mucho que haya quien se acostumbre a vivir ese mal trago. Y aunque los agentes tratan de endulzar el amargor, es casi imposible impedir el malestar. Tal vez por eso no esperaban que un arrestado les enviase hace unos días una carta agradeciéndoles el trato recibido. Entendió que entre aquel ambiente hostil se coló un rayo de humanidad.

«El trato es bueno a todo el mundo. Intentamos que estén lo más a gusto posible, dadas las complicadas circunstancias», explica el jefe de Seguridad Ciudadana, Eloy Ladrón, sin perder de vista la carta que tienen enmarcada en una pared de la zona de predetención.  Este vestíbulo conecta los calabozos con diferentes estancias por las que pasan los arrestados antes de un momento tan amargo. Una de ellas ha cobrado especial importancia en los últimos meses, pues es allí donde ahora declaran de manera telemática ante el juez. «Los magistrados están muy contentos con este sistema porque se ahorra bastante tiempo. Es una de las pocas cosas buenas que ha traído el covid-19», observa.

(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)