El número de familias que al inicio de curso decidió no llevar a sus hijos al colegio por motivos de salud ha descendido considerablemente. Si en septiembre el grupo Derecho a Enseñanza en Pandemia (Derpa) contabilizaba un centenar en Burgos, ahora sitúa esa cifra en 43, que mantienen su decisión y han remitido de nuevo escritos a los centros, la Dirección Provincial de Educación y la Consejería para solicitar docencia no presencial y que se evalúe su situación «de riesgo» para no ser acusados de absentismo.

La portavoz de esta agrupación en Burgos, Verónica García Muela, insiste en que se trata de familias que se encuentran en circunstancias «excepcionales», ya sea porque los menores sufren alguna patología o porque conviven con personas de riesgo. En este sentido, explica que hasta el momento los niños no están recibiendo atención educativa por parte de los colegios, algo que reivindica el colectivo y que así queda reflejado en los documentos remitidos, al igual que el hecho de que en sus casas tienen los «recursos digitales» necesarios para el aprendizaje no presencial. 

«Los centros parecen tener orden de no hacerlo, ya que solo lo realizarán en caso de activación del protocolo covid dentro de sus instalaciones», subraya, poniendo como ejemplo que no están facilitando tareas ni ejercicios, salvo casos «minoritarios» de algunos tutores «que lo hacen de manera particular», mientras que son otros padres que sí que llevan a sus hijos al colegio los que «se ponen en nuestro lugar y nos ayudan». En estos casos, añade que «se están enviando los deberes para que, en un momento dado, se pueda valorar el esfuerzo de estos alumnos», además de que muchas familias recurren a «docentes particulares o academias». 

Por el momento, la portavoz de Derpa asegura que han recibido dos respuestas por parte de las autoridades educativas, que considera que «están echando la pelota fuera y nos piden presencialidad» (...).

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