Rafael Pedrosa, por la puerta grande

I.L.H.
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Una escultura de casi dos metros recordará, a la entrada del Coliseum, al primer torero burgalés. El artista Cristino Díez acaba de concluir en hierro la figura del diestro; solo falta su colocación

Rafael Pedrosa, por la puerta grande

Vestido de luces, con porte chulesco como el que se presupone a un torero, la mirada concentrada a la altura del animal y sujetando su muleta, mientras espera la salida del toro. Cristino Díez ha modelado a Rafael Pedrosa en hierro para que su imagen perdure y no se difumine en la memoria. Lo ha descrito en activo, como los aficionados a la tauromaquia prefieren recordar a los matadores, desafiando al toro con la mirada y preparado para echar el capote.

Las manos y el soplete de Cristino han creado a un diestro de armadura, tan sólido como su trayectoria y tan escuálido como las esculturas de Giacometti que tanto admira el artista burgalés y a las que a veces recuerda su obra. Sin perder sus costras ni las señales de la soldadura, Cristino ha dado forma con sus materiales reciclados a hombreras, corbatín, alamares y machos (los adornos del traje de luces);la montera, la chaquetilla, las zapatillas y sus lazos.

1,80 metros de estilo expresionista-cubista, de hierro con una pátina de óxido al que solo le falta el barniz, una obra que empezó siendo mucho menos pretenciosa, pero que por la admiración personal de Cristino por Pedrosa se ha convertido en una escultura de altura: «Tauroemoción me pidió un bajorrelieve y pensaba esculpir el famoso quite del diestro (la pedrosina), luego hablaron de una placa, a la que le iba a colocar una montera, y cuando estaba haciéndolo... me vine arriba y comencé la escultura... Al final me he lanzado al ruedo», sostiene consciente de que la expresión taurina le ha echado un capote.

pedrosa y luis sáez. Cristino admiraba a Rafael Pedrosa «como persona, como un intelectual de la época», dice mientras recuerda la amistad del diestro con Luis Sáez, afines artística e intelectualmente: «Lo suyo fue en provincias como a nivel internacional fue la relación de Dominguín y Picasso», rememora destacando la «nobleza» de Pedrosa.

La escultura también quiere rendir un homenaje al padre del toreo burgalés, al primer matador de toros de reconocida trayectoria en la provincia, que compartió ruedos y plazas en la época más gloriosa del siglo XX, aquellos años de Ordóñez y Dominguín y de las visitas de Hemingway a Burgos, con el pudo compartir petaca y conversación.

Para recordar al inventor del quite el farol invertido o la pedrosina se ha previsto colocar la escultura a la entrada del Coliseum, en el jardín que hay justo delante de la puerta principal, la que mira de frente a El Plantío. Allí Rafael Pedrosa estará siempre en la puerta grande, dispuesto a saludar a los aficionados y, si puede, a echar un capote. Lo que aún falta por concretar es la fecha de su colocación y el tipo de pedestal que lo soporte.