Cumpleaños no-tan-feliz

Diego Izco
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El futbolista canario fue una de las grandes sensaciones de la selección española en la Eurocopa. - Foto: EFE

Mientras caes, buscas desesperadamente cosas a las que agarrarte. El Barça echó la mano a Ansu Fati, que se lesionó; después a Xavi, que llegó para poner orden y compromiso donde había caos; y ahora, al borde de la eliminación en la Copa de Europa, aparece el nombre de Pedri, flamante 'Golden Boy', niño que hoy soplará 19 velas y que sigue en la enfermería esperando el momento de ser el clavo ardiendo del conjunto culé. 

La fábula de Melville habla de una apuesta en una carrera entre los dos mejores caballos: el primer jinete está convencido de la victoria, porque su caballo es el actual campeón y lo demuestra sobradamente a lo largo de varias carreras… hasta que llega el día de la apuesta y su galope es cansino. Pierde. El otro, objetivamente más lento, descansó y preparó la prueba. Por querer lucir a su jaco en todos lados, por aquel exceso de exhibición, reventó y perdió cuando no tenía que perder. En aquella fábula de Melville, Pedro González López 'Pedri', sería el campeón reventado. 

«Se veía venir»

El canario, con un talento para la pausa impropio de un niño de 18 años, recayó la pasada semana de su lesión en el cuádriceps de la pierna izquierda. La tercera recaída: alarmas rojas en el Camp Nou mientras los agoreros, o más bien los analistas con sentido común, dicen lo de «se veía venir». Un mes más fuera de los terrenos de juego y, según los cálculos más optimistas, reaparecería a finales de año... o ya en 2022. 

Que Pedri esté en el dique seco es una pésima noticia para el Barça, pero también una mala para el fútbol en general. El muchacho de Tegueste, cuando jugaba en Las Palmas bajo las órdenes de Pepe Mel, llamó la atención del planeta fútbol y sus mil ojeadores. «Es millonario... y no lo sabe», cuentan que fue la frase de Mel a su presidente cuando el crío pateaba sus primeros balones entre profesionales a los 16 años. 

De cinco a 1.000

Fue el niño de los cinco millones de euros (lo que pagó el Barça) y ahora vale 1.000: la cláusula que impuso Laporta al nuevo contrato de Pedri, renovado hasta 2026. El celo azulgrana es construir la regeneración del bloque a partir de la nueva generación dorada: Ansu Fati, Gavi, Nico y el niño tímido que pegó sus primeras patadas, casi pidiendo perdón, en el Tegueste... y que en febrero de 2018 hizo una prueba con el Real Madrid sin acuerdo entre ambas partes. 

Que sea la piedra angular del nuevo proyecto del Barça, que haya recibido el mismo premio que coronó a Messi, Götze, Pogba, Mbappé, Joao Félix o Haaland, entre otros, ni es casual ni fruto de un día. Posee ese toque especial de los grandes magos del fútbol canario (Valerón o Silva a la cabeza), con la peculiaridad de que Pedri ha desarrollado ese instinto de forma natural y muy prematura, mientras que los mejores años de sus paisanos llegaron más allá de los 25-26 años. Esta circunstancia, el enorme margen de mejora que aún posee, es lo que habría llevado al Bayern (según rumores de esta misma semana) a plantearse un fichaje estratosférico, el más caro de su historia. 

Sea un sí o un no del cuadro azulgrana, aún ahogado económicamente -una gran venta aliviaría su situación, pero debilitaría el proyecto de futuro que empieza a forjarse con Xavi-, el 'caballo ganador' debería recuperarse al 100 por 100 después de un año en el que jugó 72 partidos sin estar aún formado físicamente: todo el curso con el Barça, toda la Eurocopa con España hasta semifinales (tres prórrogas), todos los Juegos hasta la final (dos prórrogas)... y sin descanso, bajarse del avión con la plata al cuello y debutar en la Liga.