Cooperantes pioneros

G.G.U.
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Cinco sanitarios del HUBU han viajado a Mozambique, en la primera salida del único equipo español que tiene hospital móvil con quirófano para víctimas de catástrofes naturales

Cooperantes pioneros - Foto: Miguel Lizana AECID

En una conversación telefónica continuamente entrecortada, Sonia González explica que ha perdido la noción del tiempo desde que llegó a Mozambique. Ella es enfermera supervisora de guardias en el HUBU, pero en el primer equipo médico español que ha conseguido la acreditación de la OMS y de la UE para atender a víctimas de catástrofes naturales en un hospital de campaña con quirófano, asume la dirección de operaciones. Y eso significa que en cada misión de este grupo de cooperación, González tiene asignado el papel de responsable. Así que ahora que el ciclón Idai  ha obligado al país africano a pedir ayuda humanitaria al extranjero, esta trabajadora del HUBU se ha puesto al frente de una operación pionera para la cooperación española.

Junto a González han sido movilizadas otras sesenta personas, de las cuales cuarenta son trabajadores de la sanidad pública y otra veintena son profesionales de perfil técnico, además de expertos de la Agencia Española de Cooperación (AECID). Entre ellos hay otros cuatro trabajadores del HUBU: el radiólogo Javier Arribas, la técnica de Rayos Eva María Antolín y los auxiliares de Enfermería de la UCI María Victoria Conde y Jesús Rodríguez, que en cada desplazamiento tienen asignada la atención del área de hospitalización y del quirófano, respectivamente.

«No hemos parado desde que llegamos», apuntan los profesionales de Sacyl, antes de pasar a la contextualización. Despegaron del aeropuerto de Torrejón el viernes 29 de marzo por la noche y aterrizaron el sábado en Beira, la segunda ciudad más poblada de Mozambique y punto en el que Idai tocó tierra. «La destrucción ha sido importante», señalan, especificando que, por el momento, tienen noción de los daños por lo que vieron en el viaje hacia Dondo, una localidad ubicada a 30 kilómetros de Beira, con un pequeño hospital al que el equipo español tiene que prestar apoyo. «Es muy pequeñito, con pocos médicos, pocos medios y daños en las instalaciones, pero el personal está funcionando», comenta el radiólogo Javier Arribas, que se encarga de atender a los pacientes que necesitan prueba de imagen, generalmente los «más complejos».

Pero si en algo insisten los profesionales en su descripción de este primer desplazamiento es que nadie piense que consiste en llegar y empezar a ver pacientes. Antes tuvieron que poner en pie un hospital móvil equipado con 33 toneladas de material para habilitar 20 camas para ingresos, ocho boxes de urgencias, paritorio, quirófano, zona de críticos y de aislamiento, laboratorio y equipo portátil de Rayos X. En total, puede atender entre 150 y 200 personas cada día. «No sabría cómo explicar lo grande que es: son tiendas enormes, pero totalmente aisladas unas de otras», explicaba María Victoria Conde, remachando que «es como una ciudad montada sobre una  explanada en tres días».

Una tarea en la que se enfrascó todo el equipo, aunque el grueso de la instalación y del saneamiento recayera en un primer momento sobre bomberos voluntarios de Madrid y otros técnicos. Pero, a partir de ahí, todos colaboraron, tanto en el montaje del hospital como del campamento del equipo. «Hemos ayudado a hacer desagües, poner lavaderos, organizar el almacén... De todo, con bastante calor y mucha humedad», especificó Jesús Rodríguez, subrayando que la población local también se puso manos a la obra. «Gente maja, que te saluda con un ‘hola, amigo’, en un portugués que se entiende bastante bien», añadió.

De todo este trabajo, pesado y urgente por la premura que requiere la atención a las víctimas del Idai, estarán exentos quienes releven a este primer grupo de sanitarios el próximo jueves, 11 de abril. La AECID moviliza en turnos de dos semanas, por lo que el siguiente [en el que también habrá sanitarios del HUBU, porque las pruebas las superaron diez] empezará a ver pacientes según lleguen.

En Mozambique la malaria es una enfermedad crónica, pero teniendo en cuenta que el país ocupa el puesto 181 en el listado de desarrollo humano, el ciclón ha empeorado la calidad del agua, por lo que hay más problemas de malaria y también cólera, aunque en el momento de hacer esta información en Dondo no se había registrado ningún caso. «El primer día en el que abrimos el triaje, las urgencias, las consultas de pediatría, traumatología y obstetricia, el hospital registró 58 pacientes», explicó Sonia González, matizando que la mayoría fueron niños y mujeres, «porque en estas situaciones son la población más vulnerable». Al día siguiente se puso en marcha la zona de hospitalización, con el primer paciente operado en el quirófano del equipo, de traumatología. Y ahora, según informa la AECID, ya se ha producido, al menos, un parto y, en total, se ha atendido a más de 300 personas. «Trabajamos todos juntos. Está siendo una experiencia nueva, con un equipo formidable», concluyó Antolín.