La sangre de los negocios

Carlos Cuesta (SPC)
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La financiación es la estrategia que marca el éxito o el fracaso de las compañías desde su origen y es la responsable de un crecimiento eficaz de los recursos humanos, productivos y comerciales

La sangre de los negocios

La primera incógnita que los emprendedores que desean montar un negocio se plantean, después de desarrollar la idea y elaborar un plan de negocio serio, es cómo se van a financiar. Nada es gratis y empezar a ofrecer un servicio o fabricar un determinado producto requiere de una inversión que puede ser pequeña en un principio, pero que, a medida que se avanza, requiere mayores recursos económicos.

Desde darse de alta como autónomos, crear una sociedad, abrir una cuenta bancaria, el papeleo es enorme y siempre va acompañado de una sólida tesorería para cumplir con los requisitos básicos. 

Luego llega el pago de los impuestos, el alquiler del local, las nóminas, los recibos de la luz, el agua, el teléfono, internet, la página web, o la limpieza, que requieren de una liquidez inicial importante para funcionar y ejercer la actividad con plena normalidad.

La cuestión no es sencilla y, de hecho, según el IV Informe sobre Financiación de la Pyme en España, que elabora la Confederación Española de Sociedades de Garantía, el 56% de las pequeñas y medianas corporaciones que acudieron a un banco para solicitar un crédito en los últimos seis meses tuvieron dificultades para su concesión.

El principal obstáculo que denuncia el 33,6% de las organizaciones radica en la imposibilidad de aportar las garantías suficientes solicitadas por las entidades, a lo que hay que añadir la falta de disponibilidad de fondos y las duras condiciones que los bancos exigen para financiar a un emprendedor, a pesar de que el BCE les presta dinero con intereses negativos con el fin de reavivar la economía.

La tesorería es una de las partes más importante de una empresa para la compra de las materias primas, el funcionamiento diario y, especialmente, en lo que se refiere a la contratación de personal. A principios de 2019, alrededor de 138.000 pymes afirmaban que preveían contratar 564.000 trabajadores en los próximos tres años si obtenían los recursos económicos suficientes y, en este contexto, unas 354.000 compañías consideraron clave el acceso al crédito para mantener los puestos de trabajo actuales en sus organizaciones.

Otro aspecto importante en  un negocio es la gestión que se hace entre la diferencia de los plazos de cobro y los de pago, lo que se conoce como capital circulante. Los economistas consideran que el cumplimiento de los compromisos financieros no va a depender de la generación de beneficios futuros sino del correcto devenir de cobros y pagos más habituales dado que una tesorería bien saneada repercute y fortalece la expansión de todos los recursos de una compañía.

Para financiar el circulante, los industriales pueden utilizar desde fondos propios, crédito de los proveedores o el anticipo de clientes entre otras formas. Según las características de cada firma, se puede recurrir, además, al descuento comercial que ofrecen la banca, así como a líneas de anticipo de facturas, factoring, pólizas y líneas de crédito, confirming o préstamos.

Para un emprendedor, las mayores inversiones que tiene que acometer se basan en la incorporación de activos económicos para hacer frente a la adquisición de equipos informáticos, maquinaria, vehículos, locales,, que van a ser amortizados en la actividad. A diferencia del circulante, la financiación de estas necesidades sí precisa de la generación de beneficios para hacer frente a los pagos comprometidos.

La planificación y correcta estructuración de la gestión financiera del inmovilizado y las inversiones evita problemas de liquidez en el futuro. En este sentido, para no restarle al negocio la fluidez que necesita, es importante tomar las decisiones de inversión y financiación en los plazos adecuados, valorando el resto de los compromisos ya contraídos, la capacidad de generar nuevos recursos y un mayor nivel de autofinanciación. En este sentido, los expertos aseguran que «utilizar la póliza de crédito para pagar una inversión, nunca es una buena idea».

En cualquier caso, siempre hay fórmulas como el préstamo, el leasing o el renting, el apoyo de los proveedores con pagos aplazados o el uso total o parcial fondos y recursos propios.

En los últimos años, parecía que la banca había vuelto a dar facilidades para financiar a crédito a las empresas, pero, de nuevo, la tendencia se ha vuelto más restrictiva ante la amenaza de una nueva recesión y ahora se precisan superar informes minuciosos de riesgo y, en la mayoría de las ocasiones, contar con avales y garantías para poder devolver los préstamos, por lo que cada vez es más común que los empresarios acudan al mercado del crowdfunding, así como a familiares o búsqueda de socios para que su tesorería no se resienta.

La patronal asegura que en estos momentos, el sistema financiero busca rentabilizar el crecimiento y, como ya hicieron en la pasada crisis, prefiriere comprar deuda pública a financiar a las pequeñas empresas que suponen más riesgos.

En la misma línea, el Banco de España constató esta semana un «endurecimiento en la concesión del crédito por cuarto trimestre consecutivo». Los mayores costes de capital y el empeoramiento de las expectativas sobre determinados sectores y la situación económica general han llevado al sector a asegurar mayores tasas de solvencia.